Nuestro habitual columnista y director ejecutivo de la Corporación VIGÍA Cívica, James Fonseca Morales, llamaba la atención en una de sus más recientes columnas de opinión, sobre algunos falencias que en criterio de la Corporación tiene la recién inaugurada y moderna terminal de pasajeros del Aeropuerto Matecaña.
Advierte primero, con toda razón, el doctor Fonseca que señalar algunos de los problemas que se han evidenciado en la operación del Aeropuerto no es demeritar una obra que por tanto tiempo añoró Pereira y de la que los pereiranos se sienten orgullosos, sino contribuir a que la ciudad consolide una de las obras que la hacen más competitiva en la región; y luego invita a la administración del terminal aéreo a que se revisen ciertos detalles que le restan imagen y comodidad a Matecaña.
Dice, por ejemplo, el columnista que el espacio para los vehículos particulares recoger un pasajero especialmente si trae maletas es muy pequeño, y ni se diga si el viajero tiene alguna limitación de movimiento. Y tiene razón, no solamente las vías para la entrada y salida de pasajeros quedaron muy estrechas, sino que la operación para quien va a tomar un vuelo o llega en él con mucho equipaje, resulta ser muy incómoda.
Pero adicional a las observaciones que hace el doctor Fonseca, vale la pena añadir, como simple contribución a que el nuevo terminal de pasajeros sea, además de bonito, muy funcional, que la salida de los vehículos una vez han recogido los pasajeros, es no solamente incómoda, sino estrecha y peligrosa.
Seguramente con la buena intención de preservar un gigantesco árbol que hay al final de la vía de salida y no mutilarle sus voluminosas raíces, se construyó una física montaña rusa, primero con cero visibilidad para los conductores y, segundo, absurda para una vía que lo que más necesita es facilidades, visibilidad y amplitud para la evacuación.
Ya hablaba el doctor Fonseca en su columna del creciente número de pasajeros que llega a la región por Matecaña y del alto porcentaje de ellos que llega en vehículos particulares, lo que hace necesario que el operador estudie estos y seguramente otros inconvenientes que han aparecido y que le restan comodidad y fluidez a la operación de Matecaña, y que indispensable corregirlos.
Ya se hizo un esfuerzo económico muy grande para que la ciudad contara con un terminal de pasajeros que no tenga nada para envidiarle a los de las grandes ciudades, y no puede escartimar en arreglar los detalles que han aparecido y que no fue posible detectar antes de sus construcción, pero que con una poca inversión se pueden corregir o complementar, y que pemitirán que Matecaña sea de verdad uno de los aeropuertos del país mejor diseñados, más cómodos y más funcionales.
Para complementar las observaciones. Que tal el túnel de desabordaje. Lo estrecho, solo cabe una persona y si mide más de 1,90 le toca salir agachado. Increible que hubieran aprobado este diseño tan poco funcional.