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lunes, octubre 2, 2023

El soneto como personaje del Corazón del Viento

Francisco Javier López Naranjo

«Una ruana de sol en la montaña,

abrigando la música del viento.

Así es Apía, corazón y aliento

de ternura y café, de vuelo y caña».

Juvenal torres Herrera, poeta antioqueño (del soneto «Apía»)                      

Escribir una historia o una monografía sobre la literatura apiana sería un trabajo desbordante, casi una epopeya, por la variedad de los géneros literarios: poesía, prosa, drama, didáctico, y de sus cultores en este pueblo, situado en el Eje Cultural Cafetero y descendiente de pujantes antioqueños, al que se ha denominado: Corazón del viento, metáfora que es ya un lugar común entre sus poetas y pobladores, y que fue acuñada en los programas  para unas fiestas aniversarias por una ex directora de la Casa de la Cultura : Elsa Beatriz Cuartas Becerra, quien curiosamente no ha escrito poesías. 

Por ello, ante la enormidad de tiempo, esfuerzo y talento para acometer una investigación así, me limitaré modestamente a escribir sobre un aspecto muy importante de la lírica apiana, que ha sido una constante en buena parte de su historia: el cultivo del soneto. Desde el presbítero doctor Isaías Naranjo Ríos, Guillermo Agudelo Valencia y Alfredo López Velásquez, grandes poetas de la primera mitad del siglo XX (Apía fue fundado el 15 de agosto de 1883), hasta consumados sonetistas contemporáneos como Javier Castaño Marín, Gersaín Restrepo Agudelo, Juan Hely Morales Bedoya y Francisco Javier López Naranjo. Los tres últimos han ganado en concursos internacionales de sonetos en repetidas ocasiones. Lo que demuestra la vitalidad, la trascendencia de esta forma poética en el Corazón del viento.

No se puede hablar del soneto como personaje de las letras apianas sin remitirlo   a su matriz: la rica identidad literaria de esta región, de la que habla ampliamente Octavio Hernández Jiménez en su monumental obra «Apía, tierra de la tarde, música en la montaña» (Editorial Manigraf, Manizales, 2011). Al final del capítulo «Cruce de caminos» expresa: «Dijo Azorín que lo primero que se apropia una generación es de un paisaje y lo denomina paisaje histórico… Cuando los apianos sintieron la urgencia de armarse caballeros buscaron un paisaje apropiado a sus ansias, y ese fue el que ha tenido como centro, no un valle soñoliento sino la desafiante mole del Tatamá, a veces arropada por las nubes como un catafalco de titanes… Para los que, desde la cuna, hemos sido arropados por ese paisaje no existirá otra visión terrena que nos comunique interiormente tanta sugestión, tanta energía y embeleso…».

Seguramente el Tatamá, con su brisa oceánica, lo acogedor del paisaje y del clima y el aura poética que circunda al pueblo han influido para que Apía se caracterice por ser un pueblo de músicos, poetas y quijotes. Dice el escritor apiano Hernando Taborda Muñetón en su magistral ensayo sobre la oralidad apiana «Alrededor de la lumbre»: «… En Apía, tan real como el viento que serpentea entre los cerros, hay una capacidad de asombro y de ensoñación que se expresa a través de la música, del arte, de la literatura, de la poesía…».

Además, manifiesta el escritor risaraldense Gustavo Colorado Grisales en su artículo «Apía, las formas del viento», publicado en «La cebra que habla», 12 de febrero de 2018, algo que le da una base pedagógica a esta vocación literaria y sonetística de Apía. Según testimonios recogidos por él, ya en la segunda década del siglo XX, en el colegio de la Sagrada Familia de Apía, la lectura de poesía era parte obligada de las clases. Además, el estudio de la preceptiva literaria era una asignatura más en los programas educativos de la nación. Es indudable, en el cultivo del soneto en Apía, el influjo de ilustres maestros y maestras, como don José Álvarez Patiño, Octavio Hernández Jiménez, Luz Dary Guiral Ruiz, entre otros y otras, que impulsaron la creatividad en los colegios, a través de sus clases, centros literarios, concursos de poesía, talleres de creación, ferias de la creatividad y periódicos estudiantiles.

Apía ha tenido la fortuna de contar con publicaciones culturales que han despertado y canalizado las inquietudes literarias de los pobladores, como la revista «Cruz y Bien» (1928), los periódicos «El Minuto» (1954), «Vocero Estudiantil», «El Yunque», «La Fragua», «Tatamá», en la segunda mitad del siglo XX; y «El Cóndor», «Proyección Siglo XXI», a finales del siglo XX y comienzos de la presente centuria. También denodados alcaldes han apoyado concursos literarios, encuentros poéticos, talleres de creación literaria, publicaciones de libros de autores apianos, o actividades relacionadas con el cultivo de las letras. Secundados en estas actividades por directores de la Casa de la Cultura y por quijotes y mecenas, algunos de los cuales prefieren el anonimato. En marzo de 2003, por ejemplo, se realizó en Apía un encuentro poético: «El soneto tiene la palabra», en el que participaron sonetistas apianos y el gran poeta pereirano, ya fallecido, Héctor Escobar Gutiérrez.

El actual alcalde de Apía, Jorge Humberto Arboleda Hincapié, ha continuado con el apoyo al programa de lectoecritura, iniciado por su antecesor Mario Rendón Ramírez, que está desarrollando fructíferamente el poeta, declamador y escritor Iván Darío Henao Ruiz, quien también se ha abanderado de impulsar el Centro Literario Octavio Hernández Jiménez, concursos de cuento, poesía, declamación y la revista cultural «Proyección Siglo XXI», con la ayuda de algunas personas entusiastas, como su hermano el especialista Vicente Alfredo Henao Ruiz. Y está dando a conocer en centros educativos poesías de autores apianos y de la literatura universal.

El año pasado, en las fiestas aniversarias de Apía 135 años, el alcalde, Jorge Humberto Arboleda Hincapié, y la Casa de la Cultura realizaron un acto de homenaje a los poetas apianos que han logrado triunfos internacionales, la mayoría de ellos con sonetos.

Es fundamental que las futuras administraciones municipales incluyan en sus programas de gobierno y planes de desarrollo actividades tendientes a cultivar las letras en la región, como parte importante del patrimonio cultural. Todos estos factores son garantía de que el soneto como personaje de las letras apianas y risaraldenses continúe proyectándose en el tercer milenio.

De todas maneras, confío en que el soneto con su intemporalidad continuará abriéndose paso en el mundo de las formas e inspirando a algunas almas sensibles, como sucedió con el poeta que creó el primer soneto. Pues como dijo Dámaso Alonso: «Y pasarán los años y los años, irán modas, vendrán modas y ese ser creado, tan complicado y tan inocente, tan sabio y tan pueril, nada en suma, dos cuartetos y dos tercetos, seguirá teniendo una eterna voz para el hombre, siempre igual, pero siempre nueva, pero siempre distinta. Tan profundo como el enorme misterio oscuro de la poesía, es el breve misterio claro del soneto».

En los meses de abril, mayo y junio del presente año, de nuevo tres poetas de Apía, triunfaron en certámenes internacionales de soneto en editoriales españolas: Gersaín Antonio Restrepo Agudelo, Juan Hely Morales Bedoya y Francisco Javier López Naranjo.

Al respecto la gran poeta uruguaya Delia Esther Fernández Cabo de Hernández, quien ha ganado numerosos premios internacionales en poesía, comentó: «Felicitaciones, a Gersaín Restrepo y a Apía, Risaralda, por dar al mundo de las letras tan excelentes poetas».

Más triunfos que enriquecen el patrimonio literario de Risaralda, del Eje Cultural Cafetero y de Colombia, como testimonios de que desde la provincia y la poética tradicional también se están haciendo significativos aportes a la cultura regional y nacional.

(Apartes de la introducción del libro cuyo lanzamiento se tiene proyectado para el mes de agosto del presente año en Apía)

 

Algunos de los sonetos ganadores en concursos son los siguientes:

“Timbre adolescente”

María Victoria Hincapié Rojas

Cuán hermosa que así fuera la vida: / un paisaje color de adolescencia, / sin heraldos que anuncien honda herida / y sin negras visiones en su esencia. // Qué grato sería enviar una misiva / al lejano país de la inocencia, / para esperar con candidez cautiva / una carta aromada de indulgencia. // Mirarlo todo diluido en cielo / y conformar con sueños un anhelo / para sentir los goces del vivir. // Poder cantar la placidez del alma, / divagar en los prados de la calma / y mostrarse ante el mundo sin fingir.

“Soneto a una rosa”

Fabiola Flórez Estrada

Bajo la lumbre sideral del cielo, / y entre el fresco perfume de las flores, / una rosa recibe los fulgores / que la aurora derrama sobre el suelo. // Quiere el río salir del largo cauce / con el anhelo de robar la rosa: / plañidero tropieza contra un sauce / y una pena indecible lo destroza. // Él le cuenta su pena con rumores, / le dice lo imposible de un anhelo / lo mismo que los pájaros cantores; // y la rosa, en su loco desvarío, / comprende de las aguas el desvelo / y sus pétalos, triste, arroja al río.

  “A Justa Pareja”

Gersaín Antonio Restrepo Agudelo

Armada de guadaña segadora / nos llegas de improviso, agazapada, / ya de noche, ya de madrugada, / sin avisar ni el día ni la hora. // Igual raptas al niño o al anciano, / al pobre humilde, al rico y poderoso, /al negro, al blanco, al dandy, al andrajoso / y al enfermo, lo mismo que al más sano. // La labor que te ha sido encomendada / la admiro por cumplirla imparcialmente, / sin derecho a un gemir ni a una queja. // Por eso, oh Parca, fiel y despiadada, / en el mundo mortal toda la gente / te llama, con razón: Justa Pareja.

“Mujer”

Juan Hely Morales Bedoya

Razón de mi existencia. En tu regazo / está la llama del amor más puro. / En nuestro trafagar, puerto seguro; / y de la eternidad, su firme brazo. // Caerá el desaliento en el ocaso, / si se escucha tu voz de sol maduro. / La vida romperá su vago muro, / y tendrá la alegría un nuevo plazo. // Porque en ti se conjugan los arcanos / misterios de la vida. Y las divinas / formas de amar que nacen de tus manos // las repartes en gotas sacarinas, / con la humilde piedad de los veranos. / Por ello, oh flor…, ¡qué importan tus espinas!

“El soneto y Notre Dame”

Francisco Javier López Naranjo

Como el soneto, vences los embates / del ruin tiempo y la muerte segadora. / Tu arte y poesía encantadora / pervive, pese a ruinas y combates. // En los golpes del hado no te abates, / y resurges con fuerza vencedora, / inspirando con magia arrobadora / a profanos, artistas y a los vates. // Como el soneto, centenario y bello, / oh, Notre Dame, invicta, surgirás, /pues tienes de lo clásico su sello: // pese a los tiempos, se enraíza más. / De lo eterno serás un fiel destello. / Cual fénix, de las llamas nacerás.

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