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lunes, marzo 27, 2023

¿Sigue la práctica de la ablación femenina en Risaralda?

Entre el 2005 y el 2020, se reportaron 141 casos de ablación o también conocida como Mutilación Genital Femenina (MGF) en Pueblo Rico. Estos casos se detectaron por las menores indígenas llegaron al hospital de la localidad con infecciones por esta conducta.

Y estos fueron los casos que se pudieron notificar, pero lo más seguro es que hubo muchos más de estos hechos que al no presentar infección o no llevar a la menor a un centro de salud, no se documentaron.

Aunque desde el 2020 no se tienen cifras oficiales de esta práctica en el departamento, mujeres de la comunidad Embera señalan que el peligroso procedimiento continúa efectuándose por algunos integrantes de este pueblo indígena.

El pasado 6 de febrero se conmemoro el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. Con el propósito de abordar diferentes situaciones con relación a está riesgosa práctica, el Instituto Nacional de Medicina Legal llevó a cabo un foro, en el que se hablo de los riesgos de la mutilación genital femenina, así como algunos casos exitosos en materia de prevención de la ablación como fue el caso de Mistrató.

Aunque la ablación en los Embera se estaría practicando hace más de 40 años, según estudios realizados por autoridades de salud, esta práctica se hizo visible en Risaralda y el resto del país, en el 2007 cuando 2 menores de edad a quienes se les había efectuado la MGF en Pueblo Rico, fallecieron tras sufrir infección por el procedimiento.

Es importante destacar que información del Ministerio de Salud, señala que desde el 2012, comunidades indígenas Embera de los municipios de Pueblo Rico y Mistrató en Risaralda y de Trujillo en el Valle del Cauca han declarado públicamente su compromiso de trabajar en el abandono de la mutilación genital femenina, bajo el concepto de que la “cultura debe generar vida y no muerte”, y en consecuencia se han coordinado procesos e iniciativas de carácter interinstitucional y con las autoridades indígenas para la sensibilización y reflexión acerca de las consecuencias y el daño que ésta práctica produce sobre la salud y la vida de las niñas y mujeres indígenas.

 

Riesgos
Durante el foro mencionado, el antropólogo social, Gabriel David Liévano, hablo de las graves afectaciones físicas que produce la ablación femenina. Y es que esta práctica, por lo general, se efectúa pocos días después del parto y lo realiza la partera o la madre de la menor, utilizando un cuchillo y escupiendo sobre la herida una hierba masticada.

Esta práctica puede generar consecuencias a corto plazo como: Hemorragia, shock, dolor intenso, retención de orina, septicemia, tétanos, probabilidad de daños a otros órganos, entre otras.

A mediano y largo plazo las afectaciones; sin incluir el daño psicológico, pueden ser: Sangrados y hemorragias, obstrucción de orina y flujo menstrual, infecciones ginecológicas y urinarias frecuentes, incontinencia, infección crónica de la pelvis, infertilidad, anemia crónica, disminución de la sensibilidad sexual, entre otros.

El antropólogo aseguró que en Colombia la MGF es un delito, pero este no es judiciable, por eso una de las propuestas para abordar esta problemática, es incluir las muertes por ablación como feminicidios pasivos.

 

Una problemática mundial
Colombia es uno de los únicos países de América donde se han detectado casos de ablación femenina, pero en el mundo, especialmente en África, hay varias naciones donde se efectúa esta práctica.

Desde el Fondo de Población de las Naciones Unidas, se menciona que en 2023, 4,32 millones de niñas en todo el mundo corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina.

Así mismo se calcula que en 2030 podría haber hasta 2 millones más de casos de mutilación genital femenina en el planeta, esto debido a laa afectaciones de la pandemia del Covid-19.

 

Caso de Mistrató

En el foro del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, el médico y cirujano Leonardo Quintero Suárez, expuso el caso de Mistrató para erradicar la ablación.

El experto señalo que se hizo un abordaje desde el hospital de la localidad, el San Vicente de Paúl, el cual consistió en incorporar a las comunidades Emberas del municipio en diferentes procesos de salud, especialmente a las denominadas parteras viéndolas como parte de la solución y no como parte del problema.

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