El pasado martes, el parlamento de Uganda aprobó una ley que impone condenas de hasta 10 años de prisión para las personas que realicen actos homosexuales. La ley, que todavía debe ser sancionada por el presidente Yoweri Museveni, prevé castigos para aquellos que se reivindiquen como parte de la comunidad LGBT+ o realicen actos considerados homosexuales, en un país donde la homosexualidad es ilegal.
El texto inicial de esta ley contemplaba cadena perpetua para aquellos que mantuvieran relaciones homosexuales, por ello, fue necesario realizar importantes cambios.
Por su parte, la presidenta de la Cámara, Annet Anita Among, anunció el resultado de la votación, subrayando que «la ley fue adoptada en un tiempo récord».
La votación se produce en un momento en el que la homofobia está en aumento en África Oriental, donde la homosexualidad es ilegal y a menudo se considera un delito. El presidente Museveni calificó a las personas homosexuales de «desviadas» la semana pasada y la policía ugandesa detuvo a seis personas por «práctica homosexual» pocos días después.
Uganda tiene una legislación anti-homosexualidad estricta, heredada de las leyes coloniales británicas. A pesar de esto, desde la independencia del país en 1962, no ha habido condenas por prácticas sexuales consentidas entre personas del mismo género. En 2014, se intentó aprobar una ley que preveía penas de cadena perpetua para este tipo de relaciones, pero finalmente fue bloqueada por la justicia ugandesa.
La aprobación de esta ley ha generado preocupación en la comunidad internacional y entre los defensores de los derechos humanos, quienes han condenado la criminalización de la orientación sexual y la identidad de género.