Cientos de miles de personas salieron a las calles de Francia el 1 de mayo para protestar contra la reforma de pensiones del presidente Emmanuel Macron. La policía lanzó gases lacrimógenos en la manifestación por el Día del Trabajador, mientras los manifestantes se enfrentaron con las fuerzas de seguridad en toda Francia. Macron firmó el mes pasado una ley para elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años, a pesar de meses de huelgas contra el proyecto de ley.
Los sindicatos esperaban una gran participación en todo el país para inquietar aún más a Macron, quien fue recibido con críticas y abucheos mientras recorría el país en busca de defender las reformas y relanzar su segundo mandato. Al menos 108 policías resultaron heridos y 291 personas fueron detenidas en toda Francia cuando estalló la violencia en varias ciudades al margen de las principales marchas sindicales.
El Ministerio del Interior informó que 782,000 personas protestaron en toda Francia, incluidas 112,000 solo en París.

Además, el actual ministro del Interior de Francia, Gérald Moussa Darmanin, condenó a los manifestantes que describió como de extrema izquierda, conocidos como “bloques negros”, y dijo que sumaban alrededor de 2.000 en París y otros 1.000 en Lyon. Instó a que “los que atacaron a la policía y la propiedad pública sean severamente castigados”.
En París, manifestantes radicales arrojaron proyectiles a la policía y rompieron ventanas de negocios como bancos y agencias inmobiliarias, mientras las fuerzas de seguridad respondieron con gases lacrimógenos y cañones de agua.
En otras ciudades de Francia, también hubo tensiones y escenas de violencia. En Nantes, los manifestantes rompieron los escaparates de la tienda de ropa Uniqlo. En Lyon, cuatro coches fueron incendiados, mientras que, en Marsella, los manifestantes ocuparon brevemente el lujoso hotel InterContinental.
“En muchas ciudades de Francia, este Primero de Mayo fue un momento de movilización responsable y compromiso. Las escenas de violencia al margen de las manifestaciones son aún más inaceptables”, escribió la primera ministra Elisabeth Borne en Twitter.

Durante la celebración del Primero de Mayo, la participación en las protestas fue notablemente alta en comparación con el año anterior. Sin embargo, la asistencia a las manifestaciones fue menor en comparación con las mayores protestas que se han visto en Francia este año, las cuales se llevaron a cabo en contra de la reforma de pensiones impulsada por el presidente Emmanuel Macron.
Desde mediados de enero, Francia ha sido testigo de una serie de huelgas y protestas en todo el país, algunas de las cuales se han vuelto violentas, en respuesta a los cambios en el sistema de pensiones propuestos por el gobierno.
Según el sindicato CGT, 2,3 millones de manifestantes salieron en toda Francia, incluidos 550.000 en la capital.
Sophie Binet, líder del sindicato de extrema izquierda CGT, dijo que la reforma de las pensiones había dejado aislado a Macron. “El ejecutivo no puede gobernar sin el apoyo de su pueblo”, dijo Binet antes de la protesta de París, añadiendo que su sindicato aún no había decidido sobre las conversaciones con el gobierno sobre otras cuestiones relacionadas con el trabajo en las próximas semanas.
Laurent Berger, jefe del sindicato reformista CFDT, dijo que el gobierno de Macron había hecho oídos sordos a las demandas de uno de los movimientos sociales más poderosos en décadas.
Asimismo, Berger dijo que su sindicato estaba abierto a las discusiones con el Gobierno y rechazó las sugerencias de que una rara alianza entre los principales sindicatos estaba siendo puesta a prueba ahora que el proyecto de ley de pensiones se había convertido en ley. “Debemos poner sobre la mesa otras propuestas sobre salarios y condiciones de trabajo”, declaró a BFM TV.
El grupo ecologista Extinction Rebellion roció pintura naranja y rosa sobre la fachada de cristal de la Fundación Louis Vuitton, un museo de arte en París, mientras que otro grupo hizo lo mismo con el Ministerio de Justicia, ubicado en la Plaza Vendôme.

Según el portavoz de Extinction Rebellion, la acción fue una forma de criticar al grupo LVMH, al que pertenece Louis Vuitton, por su supuesta práctica de «optimización fiscal».
“En este contexto social en el que hay franceses que renuncian a una comida al día por la inflación, la salud de los grandes grupos es indecente”, justificó el portavoz de los ambientalistas.
Por otro lado, el portavoz declaró que apoyaban las reivindicaciones salariales y sociales de los sindicatos, en referencia a la manifestación del 1 de mayo en París por el Día Internacional de los Trabajadores.