Asorrosa, la Asociación De Pequeños Productores De Café De Alta Calidad de Santa Rosa de Cabal, viene transformando las discapacidades de caficultores del municipio, en todo un potencial, ya tienen más de 300 marcas propias.
En todo un orgullo risaraldense se ha convertido la Asociación de Pequeños Productores de Café de Alta Calidad de Santa Rosa de Cabal (Asorrosa), y es que con 169 caficultores asociados, entre los cuales reúnen cerca de 600 hectáreas de café sembrado, hoy ya cuentan con 303 marcas propias con registro Invima.
“Proyectemos a nuestros caficultores, como caficultores empresariales sostenidos de valor agregado para mercados locales e internacionales de cafés diferenciados”, manifestó James Wiliam Montes Morales, presidente de la asociación.
Asorrosa ha logrado tan destacables resultados, al contar con un centro de tostión, en el que el caficultor puede capacitarse, y prepararse para emprender, innovar y certificarse en cafés de alta calidad. “Este centro lo estamos construyendo con una maquinaria que la Gobernación de Risaralda nos dio, se trató de una inversión de $650 millones, tenemos una tostadora de última tecnología, una trilladora y una clasificadora, que nos permite estar al mismo nivel de cualquier centro de tostión del mundo”, agregó Montes.
Asegura el líder cafetero que antes el caficultor no miraba el café más allá del pergamino, sin embargo, hoy buscan que todos puedan lograr ese valor agregado y abrirse a un mundo de posibilidades. “Dentro del laboratorio ya tenemos 303 marcas con Invima lo que nos lleva a proyectar al caficultor en ese sentido, de hecho, prontamente vamos a tener una capacitación con la Federación Nacional de Cafeteros, en la que vamos aprender cómo hacer envíos al exterior”, dijo Montes.
“Queremos tener una caficultura próspera para cosechar la paz, y no postrada para cultivar la guerra”, James William Montes.
INCLUSIÓN
Entre las marcas propias que tiene Asorrosa, todas se destacan por su excelente sabor, sin embargo algunas cuentan historias únicas de superación personal a través de cada uno de sus granos, “Tenemos el programa de emprendimiento social de inclusión e innovación cafetera, es un trabajo con caficultores discapacitados, en Colombia de 542 mil familias cafeteras, en 54.256 hay algún tipo de discapacidad, en Asorrosa les estamos enseñando a convertir estas limitaciones en oportunidades”, manifestó Montes.
Entre estas historias se destaca la del Café El Despertar, cosechado por un caficultor evidente que, a pesar de no contar con su visión, ha logrado sostener a su familia a punta de granos de café.
“Tenemos un caficultor con hemiplejia parcial, pierde la movilidad de la mitad del cuerpo, cuando él se va a coger el café en nuestras lomas por su enfermedad él pierde equilibrio, pero a pesar de ello, se recupera, se levanta y él continúa, a este café lo hemos llamado Café El Equilibrio”, dijo el líder cafetero.
Es así como hoy es algo común encontrar en el mercado del Municipio de las Araucarias cafés con nombres especiales, como el Café Pulgarcito, cultivado por un campesino a quien le falta el dedo pulgar, o Café de Una Mano, cosechado por un hombre a quien le falta una de sus extremidades superiores, o Café Retorno, marca de propiedad de un hombre quien fue víctima del desplazamiento de la guerrilla.
Hoy en Santa Rosa de Cabal se siembra, se cultiva, se cosecha, café con mucho sentido.