Liliana Cardona Marín
Después de la tormenta siempre llega la calma reza un conocido refrán, pero ¿Cómo llega esa calma? con ayudas en exceso que se perderán en bodegas, el mismo cúmulo que hace que algunos que las reciben las vendan después, o tal vez la calma llegará con el aviso de una reubicación que dará paso a que los vivos de siempre hagan negocio, porque en tiempos donde reina la tecnología es difícil saber si una persona ha sido reubicada y solo busca lucrarse de las tragedias, para este caso específico la ladera del Río Otún, con el tiempo y la desmemoria, sea ocupada de nuevo y así se asegura que cada 50 años esta tragedia se vuelva a repetir como sucedió ya en 1926, 1976 y ayer.
La tosca topografía de la región andina, la hizo rica en sembrados y gentes que sin temor a nada, levantaron pueblos en lugares inimaginados para arquitectos, geólogos, sismógrafos o cualquier mirada juiciosa que desde la ciencia analice la imposibilidad de tener casas en los filos de las montañas que para los propios ya es normal. A esta condición preexistente hay que sumarle el verano intenso del fenómeno del niño en el que el calor reseca y agrieta la tierra, para que las fuertes lluvias del fenómeno de la niña la encuentre en condiciones de desprenderla y llevársela a su paso, junto con los asentamientos que nunca y por ninguna razón debieron estar ahí.
Colombia, donde las leyes se quedan en el papel
A raíz del desastre que ayer enlutó a Pereira, las autoridades de inmediato realizaron un Puesto de Mando Unificado (PMU), para evaluar las acciones a seguir, cuando por años tuvieron la oportunidad de evitar las muertes de estos ciudadanos, con tan solo implementar la Ley 1523 de 2012, que habla: “Sobre la gestión del riesgo y la formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de políticas, estrategias, planes, programas, regulaciones, instrumentos, medidas y acciones permanentes para el conocimiento y la reducción del riesgo (…) con el propósito explícito de contribuir a la seguridad, el bienestar, la calidad de vida de las personas y al desarrollo sostenible”.
El invierno y la gestión del riesgo
La informalidad con la que los colombianos asumen su historia es muestra de que la lección no ha sido aprendida. Si usted como ciudadano sabe que su vida corre riesgo al asentarse en la ladera de una montaña o un río, no puede culpar al dirigente de turno, y este tampoco puede excusarse en que este es un problema de nunca acabar. Artículo 8: “Principio de precaución. Cuando exista la posibilidad de daños graves o irreversibles a las vidas, a los bienes y derechos de las personas, a las instituciones y a los ecosistemas como resultado de la materialización del riesgo en desastre, las autoridades y los particulares aplicarán este principio.
1.Villatina en Medellín 1987. En ese entonces no había ley que mitigara el riesgo, pero la emancipación de los campesinos a las ciudades y los asentamientos informales ya hablaba de esta necesidad. Saldo: 500 fallecidos y 70 viviendas destruídas.
2.La Sultana en Manizales 2003. A diferencia de la tragedia anterior, este barrio está legalmente constituido, pero está al pie de una prometedora montaña que en su parte alta alojaba proyectos de unidades residenciales. Saldo 16 víctimas mortales y 12 casas arrasadas.
3.Mocoa, Putumayo 2017. Un deslave en la parte alta de la montaña colmató los afluentes de varios ríos que a su paso por la cabecera municipal borró del mapa casi toda la capital del departamento, la mayoría de muertos resultaron ser de ‘barrios desconocidos’. Saldo: 336 personas sin vida y 200 desaparecidos.
4.Mallama en Nariño 2021. Varias toneladas de piedra y tierra en zona rural de este departamento dejaron a cinco familias damnificadas. Saldo: 12 fallecidos.
5.Corregimiento La Bella en Pereira 2021. A causa de las lluvias un alud de tierra derrumbó una vivienda. Solo seis meses y en la ciudad siguen pasando cosas. Saldo: dos muertos y cinco heridos de una misma familia.
6.El Danubio en Pereira 2021. Cuatro viviendas colapsaron en un asentamiento informal, 13 familias quedaron damnificadas. Saldo: Tres personas perdieron la vida (un adulto mayor y dos niños).
Vuelve y juega el 8/02
En 1995, precisamente un 8 de febrero la naturaleza se ensañaba con Pereira. Un sismo de magnitud 6,4 sacudía de manera fuerte la 1:40 de la tarde a la Perla del Otún, Este fenómeno dejó 35 personas fallecidas y más de 250 heridos.
Agua y más agua
La mitigación del riesgo no es solo para las laderas de las montañas, también lo es para las riberas de los ríos y en este aspecto las inundaciones de La Virginia, hacen presencia. Los jarillones construídos en 2013, disminuyeron la fuerza de las inundaciones pero no las evita en su totalidad, es así como después de esta construcción 30.000 personas se han visto con el agua al cuello en 2015 y 2021.
Dato
La tragedia del barrio Cervantes, un barrio tradicional estrato tres en Manizales, que dejó sin vida a 48 personas en noviembre de 2011, sí fue a causa del agua, pero la de un tubo de la empresa que suministra el servicio en esa ciudad.
Cifra
43% de los municipios de Risaralda están en riesgo de deslizamientos de tierra.
Por fin alguien que habla de la realidad del problema, cuando será que las autoridades van a actuar de acorde a la ley ? Resolviendo el
Problema habitacional y no permitiendo los asentamientos ilegales