Alcanzar la igualdad de género implica desarrollar acciones sociales, económicas y políticas que contribuyan a erradicar la discriminación de género, lo que profundamente simboliza violencias contra las mujeres.
En el mundo del trabajo y de las empresas, hay un desafío, evolucionar en la diversidad de la inclusión, es decir contratar a personas diversas en género, orientación sexual, origen socioeconómico, origen étnico, edad, con diferentes tipos de discapacidades, asumiendo la diversidad como una ventaja de crecimiento para la empresa.
Sin embargo, si no se adopta este enfoque, continúa la discriminación que sufren millones de niñas y mujeres en distintas esferas, y se dejan fuera del análisis, representando un obstáculo para que las mujeres accedan, permanezcan y se desarrollen en los distintos espacios económicos, sociales, culturales y políticos.
Indicadores de mercado laboral según el sexo
La Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) provee información estadística relacionada con el mercado laboral, ingresos y pobreza monetaria, así como de las características sociodemográficas de la población residente en Colombia. Igualmente, por medio de la encuesta se clasifica a las personas según su fuerza de trabajo, en ocupadas, desocupadas o inactivas. De esta forma es posible estimar los principales indicadores del mercado laboral.
El informe de octubre – diciembre 2022 del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) señaló que para el trimestre mencionado, la tasa de desempleo para las mujeres fue 12,6% y para los hombres 7,8%.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible
Plantea la igualdad de género en cualquier parte del mundo como un elemento central del desarrollo en sus tres dimensiones: Social, económica y ambiental. Se posicionan los derechos de las mujeres y de las niñas mediante un sólido acercamiento transversal del enfoque de género en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Reconociendo así la importancia de acelerar la igualdad entre hombres y mujeres en distintas dimensiones como el empoderamiento económico, la representación política y la eliminación de la discriminación, incluyendo las prácticas nocivas y la violencia contra las mujeres y las niñas.
¿Hasta cuándo?
Las mujeres siguen sin poder disfrutar los beneficios de aportar su talento y sin lograr mejores condiciones para hacer realidad su enorme potencial. Por su parte, la economía sigue sin beneficiarse de este aporte que podría generar un círculo virtuoso de crecimiento y prosperidad inigualable.
Ellas representan la mitad de la población colombiana, pero en las condiciones actuales contribuyen por debajo de la mitad en la actividad económica debido a que, de manera estructural, sus oportunidades se ven limitadas, pese a los logros educativos de las mujeres colombianas y de la inversión familiar y pública que ello significa.
Las mujeres siguen ganando menos que los hombres
Por su parte, la inequidad salarial de las mujeres respecto de los hombres en Colombia, se calcula en un 20% y más. A escala mundial, se estima que la brecha de remuneración entre hombres y mujeres es de 22,9%.
El DANE ha informado que los hombres ganan 21% más que las mujeres con el mismo nivel educativo y establece que no se trata sólo de un asunto de ingresos, también de generación efectiva de oportunidades.
Datos presentados por la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, muestran que el 55.3% de los hombres en Colombia recibe un salario ubicado entre 1 y 1.5 salarios mínimos legales vigentes, mientras que la participación de las mujeres en este rango salarial alcanza a ser el 43.2%.
Las mujeres trabajan más en el “rebusque” o no son remuneradas
De las mujeres ocupadas en el país, el 60% lo está en la informalidad. Esto equivale a 10 puntos más que el promedio de América Latina, según informaciones del Ministerio de Trabajo de Colombia. Según la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, las mujeres colombianas, nicaragüenses y peruanas son las que más se desempeñan en esta categoría ocupacional.
La realidad es que el país está desperdiciando el bono de género que significa contar con población de mujeres, principalmente jóvenes, cada vez más calificadas, pero desaprovechadas.