Un grupo de biólogos de la Universidad de Antioquia investiga los factores que subyacen al encanto de esta figura alada que revolotea por toda Colombia.
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Seguramente alguna vez se le ha ido la mirada tras el vuelo de un colibrí. Su presencia colorida y vuelo veloz hacen parte de la gracia que los reviste. Su tornasolado ropaje guarda una historia evolutiva de más de veintitrés millones de años en los que se ha relacionado con diferentes tipos de plantas de las cuales extrae su néctar para su supervivencia. Un análisis de los recorridos o rutas que establecen para llegar a sus destinos florales permite la categorización de especies generalistas —las que visitan muchas flores— y especialistas —dedicadas a algunas—.
La biología sugiere que las formas de los picos, esenciales para su alimentación, evidencian las interacciones entre el ave y las flores. Los hay largos, cortos, curvos y rectos, rasgos que dependen de varios factores: «Hay ciertas correspondencias entre la forma del pico y de las flores que visitan los colibríes. Por ejemplo, en tierras bajas hay muchas especies con picos curvos y largos que se alimentan de las flores de los platanillos (heliconias); los picos largos y curvos limitan el tipo de flores que estos pueden visitar. Usualmente, los extremos restringen la variedad de flores que se pueden usar, como la especie Pico de Sable, cuyo pico es más largo que el cuerpo», explicó Juan Luis Parra Vergara, investigador miembro del grupo de Ecología y Evolución de Vertebrados, adscrito a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.
Por ser nectarívoros —se alimentan de néctar— y polinizadores —transportadores de polen—, los colibríes son responsables de la variedad de especies de plantas que se dan en sus territorios. Algunos investigadores del Instituto de Biología se han preguntado por esa relación entre la morfología floral y la estructura del pico —longitud y curvatura— a partir de un estudio observacional de dos especies: Phaethornis syrmatophorus y Haplophaedia aureliae, y de las plantas Centropogon trianae, Columnea purpurata y Besleria solanoides en la Reserva Forestal Protectora Regional Alto de San Miguel en Caldas, Antioquia.
«Realizamos un estudio observacional que consistió en estimar la frecuencia de visitas de estas especies a estas plantas. Encontramos que, a mayor similitud entre la longitud y curvatura de la flor y el pico, mayor frecuencia de visitas, y que esa similitud favorece la carga de polen», explicó Sara Moncada, egresada del Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia.
Estas aves, también conocidas como picaflores, habitan ecosistemas que van desde manglares hasta sabanas o páramos en América. En Colombia hay 165 especies, de las cuales 72 vuelan en Antioquia y 26 en el Valle de Aburrá. Están en todos los climas y territorios, en especial en la zona andina, aunque su presencia es más limitada en lugares en los que hay poca agua, como en las ciudades.
El grupo de Ecología y Evolución de Vertebrados ha desarrollado gran parte de sus investigaciones en la mencionada reserva de Caldas, un ecosistema en el que sobresale el bosque nativo y en recuperación que propicia el avistamiento de diferentes especies que componen su avifauna, entre ellos los colibríes. También los han estudiado en las zonas de influencia de Hidroituango y en páramos como el de Belmira.
Ornamento en las plumas
El encanto de estas aves está determinado también por sus plumajes de variados colores que han capturado la atención de los biólogos y hacen que muchos los llamen «joyas aladas»: «El color resulta de la interferencia de una estructura que tienen en sus plumas y la luz del sol. Para entenderlo, basta remitirse al momento en que uno se baña o juega con burbujas: en ellas se ve reflejado este tipo de tonos y colores. Los colibríes tienen estructuras en sus plumas que causan el mismo efecto de las burbujas, con la diferencia de que no tienen una capa, sino múltiples y organizadas, lo que ocasiona que el reflejo sea mucho más intenso. Muchas aves tienen ese tipo de coloración, pero en los colibríes se ha diversificado mucho más», comentó Parra Vergara.