Julian Alberto García
Recuerdo cuando apenas eras un niño y venias en busca de mis frutos frescos, como azotabas con toda tu vitalidad juvenil mis ramas cargadas de bayas para saciar tu apetito desmedido y como dejabas en el suelo parte del preciado botín que desprendías de mí; a pesar del dolor que me infringías, yo era feliz observando tu rostro de satisfacción y escuchando tus gritos de júbilo, la escena se repetía una y otra vez y como te regresabas desilusionado cuando no encontrabas nada en mí, pues yo apenas preparaba con los limitados recursos a mi alcance los frutos para la nueva primavera.
Cuando te hiciste mayorcito fui tu sombra en los días de sol, tu reclinatorio cuando necesitabas pensar, calme tu sed, desahogaste tus iras dándome puntapiés y hasta conocí algunas de tus intimidades.
Ahora ya eres un hombre, no necesitas de mí, no volviste a visitarme, ahora son otros los que sacuden mis ramas cansadas y juegan en mis alrededores, hasta he sabido que emprendes campañas para borrar de un tajo a mis hermanos con el pretexto de que necesitan más espacio para construir edificios y avenidas, te olvidaste que yo fui tu amigo incondicional, que podre ayudar a calmar el hambre de tus hijos y que purifico el aire que respiras aun sin darte cuenta.
Nunca pensaste en la sed que me agobiaba en los más calurosos meses de verano, ni el trauma que implicada el hecho de cortar uno solo de mis brazos, como duele que arrebaten de mis ramas los frutos verdes que tanto esfuerzo me ha costado producir para que los arrojen al suelo con desdén.
Si no levantas tu voz en mi defensa pronto seré historia, abandonare este sitio que tantos recuerdos nos traen y en mi lugar se levantara una mole de cemento en honor a la irracionalidad de los humanos que son incapaces de convivir con los seres vivos que no se pueden defender, y a eso ustedes le llaman civilización.
Vuestra cultura le permite a una persona usurpar un bien por el solo hecho de permanecer haciendo uso del durante diez o más años y a nosotros nos destierran, nos aniquilan, nos queman a pesar de llevar en este planeta millones de años más que ustedes, ¿Quién entiende su concepto de progreso?
Tu hogar se está calentando paulatinamente, respirar se hace cada vez más difícil, las fuentes de agua dulce se te están agotando poco a poco y con ello la vida que conoces pronto desaparecerá, ¿sabes? Aún en este punto crítico yo puedo ayudarte, puedo seguir siendo tu aliado, solo se requiere de tu buena voluntad, que hagas un alto en el camino y me permitas gozar la vida como ustedes la disfrutan, que convivamos sin hacernos daño y nos ayudemos mutuamente, entienda que nosotros sin ustedes viviríamos muy bien, pero ustedes sin nosotros desaparecerían de la faz de la tierra para siempre.
Que grato es sentirnos útiles, que satisfacción más grande es poder suministrarte el alimento que requieres, la sombra que necesitas, los muebles de los que presumes, incluso la madera para calentar tu hoguera, que triste es proveer las tablas que cubrirán tu cuerpo cuando emprendas el viaje a la parca de tu vida efímera y breve.
