César Vallejo es, sin lugar a dudas, uno de los poetas en español más importantes de todos los tiempos. Su obra, de gran influencia en la literatura posterior, hizo saltar en pedazos la lírica occidental y sigue siendo “rabiosamente contemporánea”.
Aunque partió del modernismo, pronto avanzó hacia la búsqueda de nuevas posibilidades expresivas. Con Trilce -”el más radical de los libros en lengua española” (Julio Ortega)- alcanzó a crear un nuevo lenguaje poético que lo situó como una de las cumbres de la poesía de vanguardia a nivel mundial.
Su poesía escrita en Europa, casi toda póstuma -los llamados Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz-, no abandona la necesidad de explorar las máximas posibilidades de la palabra, que se impregna más abiertamente de referencias políticas e históricas, y se constituye, según muchos críticos, como lo mejor de su producción.
Retomamos su poesía gracias a este libro (Lumen) con edición y estudio introductorio de Luis Fernando Chueca.
Medialuz
He soñado una fuga. Y he soñado
tus encajes perfectos en la alcoba.
A lo largo de un muelle, alguna madre;
y sus quince años dando el seno a una hora.
He soñado una fuga. Un “para siempre”
suspirado en la escala de una proa;
he soñado una madre;
unas frescas matitas de verdura,
y el ajuar constelado de una aurora.
A lo largo de un muelle…
Y a lo largo de un cuello que se ahoga!
Babel
Dulce hogar sin estilo, fabricado
de un solo golpe y de una sola pieza
de cera tornasol. Y en el hogar
ella daña y arregla; a veces dice:
“El hospicio es bonito; aquí no más!”
¡Y otras veces se pone a llorar!
Impía
Señor! Estabas tras los cristales
humano y triste de atardecer;
y cuál lloraba tus funerales
esa mujer!
Sus ojos eran el jueves santo,
dos negros granos de marga luz!
Con duras gotas de sangre y llanto
clavó tu cruz!
Impía! Desde que tú partiste,
Señor, no ha ido nunca al Jordán,
en rojas aguas su piel desviste,
y al vil judío le vende pan!
VIII
Mañana es otro día, alguna
vez hallaría para el hifalto poder,
entrada eternal.
Mañana algún día,
sería la tienda chapada
con un par de pericardios, pareja
de carnívoros en celo.
Bien puede afincar todo eso.
Pero un mañana sin mañana,
entre los aros de que enviudemos,
margen de espejo habrá
donde traspasaré mi propio frente
hasta perder el eco
y quedar con el frente hacia la espalda.
XXIX
Zumba el tedio enfrascado
bajo el monumento improducido y caña.
Pasa una paralela a
ingrata línea quebrada de felicidad.
Me extraña cada firmeza, junto a esa agua
que se aleja, que ríe acero, caña.
Hilo retemplado, hilo, hilo binómico
¿por dónde romperás, nudo de guerra?
Acoraza este ecuador, Luna.