Germ?n Ossa
Como amante de las artes en general, mi profesi?n ha sido siempre la de alegrarme con la sorpresa que nos plantean los artistas que recurren a t?cnicas dif?ciles, extra?as, raras, inesperadas.
Unos recurren al ensamble, a la soldadura de las chatarras, a los collages, pegando cosas y dibujando sobre ellas, a las pinturas minerales, a las tintas que se extraen de algunas semillas, a la escultura con piedras, a las formas sin forma, a las luces, al vidrio, a jugar con el viento, a la fotograf?a desde el cielo, etc, etc.
Arriesgado es por ejemplo, dibujar con tintas, que no perdonan los errores, y peor a?n, cuando es sobre la fragilidad de un papel donde se van a hacer los trazos.
Unos d?as atr?s, lleg? a nuestra grande oficina, la que es al aire libre y que sabe? a caf?, que es un hermoso espacio que nos facilitara la alcald?a de la ciudad (Don Juan Pablo Gallo) allí en Torre Central, un joven dise?ador industrial, que gasta sus ratos libres en dibujar con lapiceros (o bol?grafos como dicen los due?os de las papeler?as), personajes de todas las edades, colores, tamaños, profesiones, credos y rezos.
Arriesgado además es cuando le a?ade a sus peligrosos trazos (porque no puede equivocarse), pastas de colores disueltas en agua que llaman acuarelas o pigmentos secos de color, que le dan una hermosa vida a determinados puntos de sus composiciones.
Gratificante fue ese encuentro. Nos llam? poderosamente la atenci?n y descubrimos que viene haciendo ese ejercicio desde hace rato y que muchas personas le han comprado sus obras y que hasta muchos le han solicitado la realizaci?n de un retrato con esa extra?a y dif?cil t?cnica.
Hoy queremos desde nuestro maravilloso suplemento literario expresarle a este artista nuestra admiraci?n por su tenacidad y rogarle a ustedes amables lectores, que lo disfruten.