El libro hace parte de la Agenda Cultural de la Secretaría de Cultura de Palmira, mediante una convocatoria abierta realizada por el Sector de Literatura de la ciudad, en el marco de la propuesta Círculo de Poesía Palmirana.
Ancizar Arana Cruz*
Palmira es una ciudad de múltiples voces, la poesía deambula por las calles entre morrales desgastados o portafolios repletos de papeles legales, se hace vuelo en un rincón de la plaza de Bolívar, mientras los granos dorados tapizan el suelo o viajan en el emplumado abismo de una paloma y las metáforas emergen anónimas, casi indiferentes, con la única intención de sólo ser.
La poesía fluye entre los pupitres, se escapa de las cátedras acartonadas y se redime en nuevas manos ambiciosas de mundo, se hace añeja, se fermenta en las pupilas experimentadas que han visto todo, que han soñado todo, pupilas ocaso, pupilas vida.
La poesía en Palmira no se queda quieta, se hace sueño, visión y rebeldía, dolor y patria, pasión y lujuria, y camina descalza el día lunes, llena de precariedades, de gritos pidiendo ser ventana, y camina de etiqueta, amortajada en la monotonía de un jueves cualquiera que se rompe a sí mismo en el centro de la ciudad o se sienta en silencio en los andenes de los barrios y sus laberintos invisibles.
La poesía en Palmira se hace voz, transmuta desde los labios en caída libre al desierto blanco de las páginas, se hace palpable, visible y provocativa, se viste de gala para habitar los ojos, se recodifica a sí misma sin más pretensiones que existir, permanecer o ser punto de partida.
Esta antología pretende ser eso: punto de partida, posibilidad de caminos para esas voces, para esas búsquedas, hoja de ruta y cartografía de las palabras y por qué no, si todos los sueños se hacen uno, el inicio de la gran colección de autores palmiranos.
Son ellos Eduardo Luna Hurtado, Ele Vergara, Lina Fernanda Rincón Chávez, Paola Andrea Montoya, David Betancourt, Luis Camilo González Lema, Diana Ariza, Luz Adrianis Rodríguez Romero, Yuliana Gómez, Eros de Brend, Andrés Moreno Ramírez, Alexánder Arias Calero, Armando Banguera Herrera, Javier Humberto Banderas Cardona, Luz Marina Arredondo, William Felipe Hurtado Quintero, Elizabeth Duque, Constanza Eugenia Muñoz Flórez, David Morales Izquierdo, Gladys Durán Daza, Carlos Andrés Piedrahita Guiza y Mauricio Cappelli.
*Consejo Editorial
Eduardo Luna Hurtado
Último mejor destino para una guitarra
Su madera conservaba memorias de lunas.
Coraje y caricias.
Hilos de lluvia que rasgó el verano.
En horas de espejos su voz se quebraba.
Cristal y tallo.
Badajo en el vacío.
Si no fue mesa ni cuna no quise verla convertida en astillas.
Ha vuelto a sus raíces y a sonar.
La colgué de una rama como si fuera una fruta.
Convertida en caja, aljibe ya sin cuerdas, en un nido de pájaros.
Gladys Durán Daza
Bolsillito mágico
(A la “bella Pau”)
En el bolsillito de tu uniforme
descubro todos los días:
montañitas de ilusiones,
plastilinas de vida,
papelitos de amor,
empaques de ternura,
botoncitos de libertad,
arco iris de sueños,
semillitas de esperanza,
melcochitas de afecto,
sacapuntas de colores,
moneditas de la suerte…
Allí, en un lugar tan pequeñito,
me construyes el mundo que yo quiero.
Constanza Eugenia Muñoz Flórez
Soy
Soy más que una historia,
soy lo que llevo en la memoria.
Soy un sueño compartido
a través de mi destino.
Soy un camino perdido,
ya no tengo rumbo fijo.
Voy buscando los amores
que se fueron en invierno
y regresan como el vino,
añejos, lúgubres,
vestidos con la nostalgia
de un adiós lleno de olvido.
Soy también como esas aves,
vuelo y espero en el tiempo
a que regrese mi dueño.
Tengo un nido allá escondido
en un lugar que sin nombre,
guarde todos mis pecados,
los del hombre enamorado,
los del príncipe azulado,
os del amante olvidado,
los que faltan por llegar,
para ser y seguir siendo una mariposa
volando en sueños,
que quiere regresar el tiempo.
William Felipe Hurtado
Quintero
Mi obra
Esta mañana
no salió el sol, sino tus ojos.
Hoy no iluminó el alba, sino tu alma.
El rayo de luz no tocó la viña, sino mi vida.
La brisa no cubrió con donaire la flora, sino mi obra.
Mi obra no es de lienzo ni papel.
No lleva tinta ni la talla el cincel.
Es sublime y consuela el espíritu.
Mi obra, hija mía, eres tú.
Alexánder Arias Calero
Fluidez
Luces llegando,
caudal de sueños.
Mucha agua para un barco tan pequeño,
cuerpo frágil
para una emoción tan grande.
Se entiende el naufragio,
venimos del mar.
Llegar a pesar del tiempo.