Los personajes expresan sus preocupaciones existenciales, sus inquietudes políticas, sus opiniones sobre la violencia y su dolor por esa cantidad de víctimas que han dejado los grupos armados.
José Miguel Alzate
Entre dos orillas es el título de la primera novela que habla sobre el plebiscito por la paz convocado por el presidente Juan Manuel Santos como mecanismo para refrendar el acuerdo entre el Gobierno Nacional y el grupo guerrillero de las Farc para lograr la dejación de las armas y la reinserción de sus miembros a la vida civil, acordado en los diálogos de La Habana. Escrita por Juanita Henao Escovar, una académica que durante cuarenta años se dedicó, en las universidades Javeriana y Los Andes, a formar estudiantes para la investigación social y, además, a estudiar el comportamiento humano, la obra aborda en sus 392 páginas la violencia que ha vivido Colombia. A través de un narrador omnisciente, los miembros de la familia Del Corral Holguín cuentan sucesos que han marcado la historia del país.
La novela se inicia, precisamente, con el momento en que Nicolás, el nieto de María Belén Holguín que estudia ciencia política en la Universidad Javeriana, acompaña ese 2 de octubre de 2016 a su abuela a votar en el plebiscito. Es la primera vez que el joven de diecinueve años ejerce su derecho al voto. Mientras la abuela, que es descendiente directa del expresidente conservador Carlos Holguín Mallarino (1888-1892), piensa que el acuerdo fue “una gran equivocación y una injusticia”, el nieto respalda el Sí con el argumento de que es una oportunidad para lograr la desmovilización del grupo insurgente que ha bañado de sangre a Colombia. Él está de acuerdo con sus padres en que se debe apoyar el proceso de paz si se quiere terminar con casi sesenta años de guerra.
Titulo acertado
Entre dos orillas es un título acertado si se analizan las diferencias que existen entre los integrantes de la familia Del Corral Holguín. Todos ven la realidad social y política de Colombia desde perspectivas diversas. Son formas de pensar distintas y, por esta razón, levantan polémica. En el matrimonio hubo dos hijas: Vanessa y Luciana. La primera es una muchacha hermosa que entiende que forma parte de una familia pudiente y, como tal, asume su rol en la sociedad. Estudia pintura, y se casa con el hijo de un industrial. Aunque vive en la opulencia, no es feliz. La segunda es una mujer consciente de las desigualdades sociales y, por lo tanto, asume un compromiso político. En contra de los deseos de sus padres, estudia en una universidad pública y se casa con un profesor que tiene ideas de izquierda.
Juanita Henao Escovar logra en esta novela lo que el escritor nicaragüense Sergio Ramírez denomina como la neutralidad que el novelista debe tener frente al pensamiento de los personajes por él creados. Si bien Entre dos orillas es una novela con fondo político, la autora no toma partido para expresar sus ideas. Ella deja que fluya el pensamiento de los personajes. No forza su destino. Las diferencias entre Vanessa y Luciana, que están en orillas ideológicas distintas, las percibe el lector. Juanita Henao permita que fluya esa forma de cada cual ver la vida. Crea entre las dos una atmósfera de desencuentros. Llega, incluso, un momento en que ni siquiera se saludan. Solo vienen a hablarse varios años después, en una clínica, cuando el esposo de Luciana va a ser operado de un tumor.
Recrear la realidad es uno de los principios fundamentales de la creación literaria, dijo Juan Rulfo. En este sentido, Juanita Henao asume su responsabilidad como escritora al llevar a su novela la realidad de Colombia. La manera como pone a sus personajes a vivir momentos críticos de esa violencia que se ha llevado tantas vidas enseña su conocimiento de lo que ha pasado en el país en materia de violencia. El secuestro y posterior asesinato del médico Antonio del Corral, padre de Luciana y Vanessa, por parte de las Farc, en El Líbano, Tolima, donde fue sacado de su finca para que atendiera a unos guerrilleros heridos, no es una ficción sobre los crímenes que cometió el grupo guerrillero. Tampoco la forma en que se salva de morir en el atentado al Club El Nogal, el 7 de febrero de 2003, el esposo de Vanessa.
Los personajes
Los personajes de Entre dos orillas están bien estructurados. Moncada, el muchacho de El Líbano que termina en la guerrilla, es un soñador que se convence de que con la lucha armada el cambio no es posible. Huye del movimiento guerrillero después de entregar a la familia del médico la ubicación de su cadáver para que pudieran hacerle el entierro. Quería ayudarles a calmar su dolor. Luciana es una mujer que sabe lo que quiere. En la Universidad Nacional se hace amiga de jóvenes contestatarios, participa en el movimiento que promueve la séptima papeleta, deposita su voto para que se convoque una constituyente y, tiempo después, se vincula al Centro de Memoria Histórica como investigadora. María Belén Holguín es una mujer de alcurnia, aferrada a los protocolos de su clase social.
El capítulo final de esta novela escrita en un lenguaje sobrio nos recuerda lo que pasó esa tarde del 2 de octubre de 2016 cuando 6.431.376 colombianos dijeron No a los acuerdos con la guerrilla. El diálogo entre Nicolás, el hijo de Luciana del Corral y Juan Camilo Vega, con su abuela María Belén, que votó por el No, es reflejo de esa polarización que vivió Colombia como consecuencia de la firma de los acuerdos. Mientras ella dice que se quería imponer la ideología de género y que era un acuerdo para una paz con impunidad, el nieto le contesta que Colombia echó por la borda la oportunidad de la reconciliación. En su rostro se advierte su descontento con el resultado. Nicolás participó en las marchas estudiantiles que se hicieron después de que el No ganara en el plebiscito.
Entre dos orillas es una novela de diálogos ágiles, hábilmente manejados. En estos, los personajes expresan sus preocupaciones existenciales, sus inquietudes políticas, sus opiniones sobre la violencia y su dolor por esa cantidad de víctimas que han dejado los grupos armados. Aquí se muestra cómo un pueblo, El Líbano, donde los finqueros pagan extorsiones a la guerrilla, se ve asediado de pronto por los paramilitares. Lo que Juanita Henao narra en este libro son hechos reales. Leerlo es volver la vista atrás para recordar cuánto daño le ha hecho a Colombia esta guerra fratricida, que parece nunca acabarse. Y cómo hombres buenos, como el pediatra Antonio del Corral, que hacía labor humanitaria, paga con su vida el prestar, forzado, sus servicios profesionales.