Alan González Salazar
La luz, el agua, el viento que tañe sus cuerdas en la lejanía y hace estremecer las hojas de los árboles e inventa notas con el gozo vocálico del niño. Orilla (2016) de Alejandro Velásquez León es un libro que lleva al lector a caminar la lluvia, dividido en 2 sesiones de 26 poemas, cada verso es aquí el instante imperecedero donde el paisaje se impone, los ojos del poeta “devoran” el mundo, él ve correr la luz como un río en medio de la noche, Alejandro Velásquez quiere encender la lumbre en los sueños del lector para que sea consciente de su propio abismo, su palabra, al parecer, contiene lo infinito, pues:
“Aquí no viene nadie
salvo la noche”
Profesor rural y padre de dos hijos, hoy día levanta con sus propias manos un hogar entre las montañas de Santa Rosa de Cabal y contará 36 años y una serie de poemas que agradecemos se encuentren reunidos en el libro Orilla (2016), el cual mereció el segundo puesto en el VI Premio Nacional de Poesía Obra Inédita convocado por la Tertulia Literaria de Gloria Luz Gutiérrez, en donde fueron jurados Luis García Montero, Rómulo Bustos y Pablo Montoya.
En este libro al poeta le basta con nombrar las cosas para que existan, Alejandro Velásquez “se esconde en el aire / como un pájaro”, su palabra es de reconciliación, de acercamiento a las fuerzas naturales, de allí que tome el epígrafe del poema Canción de hojas y lejanía de Aurelio Arturo para dar inicio al libro, pues con sus manos busca, al igual que el poeta nariñense, atar el aire, abrir los surcos de la tierra, sudar entre los campesinos el pan, su poesía es revelación de una identidad que atraviesa el cuerpo, por ello en el segundo –y último- epígrafe el poeta se cuestiona el valor de la unión familiar y del dinero y con este fin cita dos líneas del poema L´étranger de Charles Baudelaire, un poema a contrapunto donde una voz pregunta y otra responde, en defensa siempre de su libertad: “- L’or ? / – Je le hais comme vous haïssez Dieu.” (“- ¿El oro? / Lo odio como vosotros odiáis a Dios.”); el límite, esa es la “orilla”, la caída, el precipitarse del agua – ¡siempre!-, en este sentido el libro está desbordado, aquí el sol dibuja sobre el río serpientes de luz, todo en él es ensoñación, estamos ante un poeta silencioso y profundo, Alejandro Velásquez “deja entrar una estrella en la noche / para que duerma silenciosa en nuestra cama”.
Poemas de Alejandro Velásquez tomados del libro Orilla (2016) y cedidos por el autor
Río
Esa voz que nace
en el fondo del oído,
en la que descansa el cielo
después de todo.
Ese temblor irrepetible
que solo reconocen
los peces y la luz
cuando se pliegan.
Esa ligera piel
de agua y piedra,
en la que se asoma el mundo
boca abajo.
Noche de la ciudad
Ruidos y luz…
Los sonidos nos hablan de cosas misteriosas
que se mueven en la sombra,
y las luces,
se abren como paraguas
para que la noche no se nos caiga encima,
de golpe.
Lugares invisibles
La sombra de los muebles
en la tarde,
gatos negros que juegan
con ratones de luz sobre la alfombra.
***
Las grietas delgadas
en las paredes,
como reptiles hechos por la profundidad,
devorando lentamente los edificios,
para que vuelvan a ser el vacío que alguna vez fueron.
***
Un agujero insignificante en el techo
es un reloj de luz en la habitación,
una lluvia ahogada por una gota de agua
y un pedazo de cielo
que deja entrar una estrella en la noche
para que duerma silenciosa sobre nuestra cama.
*
He caminado la noche
de labios de papel,
buscando el sonido
de las cosas cuando duermen, buscando esa claridad
que le falta al día…
He caminado la noche
que se esconde en el sueño
de todos los hombres,
el reflejo de sus vidas
detrás de otras vidas,
cuando la ciudad
es una sombra de los caminos que quiso el tiempo.
He caminado la noche
bajo la lluvia que borra todo recuerdo…
y los ruidos vienen siempre
desde lejos, a quedarse en los techos,
como el gemido de un animal que nunca duerme.
He caminado la noche
de labios de papel,
pero ya no queda camino,
solo mi boca que conserva el silencio solo la tierra abierta y el aire.
De agua
Lo dejó todo,
para mirar ese otro cielo
hecho con el agua de los sueños que le había arrebatado a la noche.
Y dime
de qué agua están hechos esos sueños,
para que un hombre
se los quede mirando
por toda la eternidad.
Violeta
Hay jardines
donde la luz ha encontrado
el peso exacto de las hojas,
campos verdes
heridos por un perfume azul;
la vida es un bosque
contenido entre la lluvia,
una semilla de maíz
a punto de abrirse…
y tú vas por todos los lugares
como una bailarina,
haciendo figuras de flores
con tus pies.
Bosque de papel
No hay hojas,
tan solo palabras
que el viento repite
al tocar cada cosa,
y los árboles
son nombres antiguos
que alzan sus manos
tratando de alcanzar el cielo.
Hay un rumor en cada hierba
en cada insecto y cada bestia
que merodea las horas
como un sonido de lluvia clara, y en el aire, se conserva una voz que habla de los seres y la luz.
No existe en realidad
como espacio definido,
es más bien, un ruido de papel que inventa el mundo a cada momento,
sobre un espacio transparente como el agua.