El propósito de esta fecha es frenar la caza indiscriminada y tortuosa de estos hermosos animales en peligro de extinción. Sin embargo, aunque ya han pasado 33 años desde esa histórica reunión, aún existen muchos países que persisten en la caza de estos mamíferos acuáticos y lo que es peor, parece no importarles.
En realidad, el problema radica en el hecho de que existen igual número de países dentro de la CBI, que están a favor y en contra de la caza de estos especímenes, por lo que nunca se ha llegado a un acuerdo formal al respecto.
Otro detalle importante, es que los países que las cazan, aseguran que lo hacen con fines científicos y no comerciales, a pesar de que son muchos los videos de Japón donde se muestran las masacres que se les hacen a bancos de delfines.
El problema con la caza de ballenas no es nuevo, ni tampoco data de hace tan solo 33 años atrás. En realidad, los primeros intentos de controlar la caza de ballenas se hicieron antes de la segunda guerra mundial, cuando los faeneros o cazadores se dieron cuenta que el número de ballenas mermaban rápidamente conforme las eliminaban, algo que ponía en riesgo el negocio.
En ese momento la Liga de Naciones, desarrolló un primer documento al respecto, pero no fue hasta 1972 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, que se aprobara la primera moratoria de diez años donde se frenaba la caza de las ballenas, para garantizar que aumentara su población y así evitar su extinción.
No obstante, el problema se siguió presentando y en 1986 la Comisión Ballenera Internacional, prohibió de una vez por todas, la caza comercial. Resolución que hoy en día se sigue violando, principalmente por Japón que es el único país que se niega abiertamente a dejar de cazar tanto a ballenas como a delfines. Es más, cuentan con fechas alegóricas para ello, como la atroz matanza anual del delfín que realizan los pescadores de Taji entre septiembre y abril.
A pesar de los avances en procura de frenar la caza discriminatoria de las balleras, algunos países continuan con esa tradición.Tal y como nos cuenta Greenpeace en su página web oficial, en el último siglo han muerto alrededor de tres millones de ballenas. En el S.XX estos hermosos animales (tanto las ballenas como los delfines) estuvieron a punto de desaparecer debido, sobre todo, a la industria ballenera que consume su grasa convirtiéndola, por ejemplo, en aceite, y su carne para consumo humano.
En 1986, ante las grandes cifras de la caza de estos cetáceos y la posible desaparición de ellos, se prohibió su captura internacionalmente. Pero, a día de hoy, varios son los países que no les ha importado esta imposición y continúan cazando.
En 2019 Japón anunció que, a pesar de dicha prohibición, continuaría cazando cetáceos. En este país tienen, incluso, una eventualidad para esta masacre: se llama ‘’Caza anual de delfines en Taiji’’. Entre septiembre y abril, miles de delfines son capturados ya sea para consumo humano o para ser vendidos a delfinarios. Y con sus hermanas las ballenas, ocurre algo parecido: su captura sigue adelante.
Islandia, en 2006 reanudó su caza comercial alegando que solo sería a algunos de estos mamíferos acuáticos. Finalmente, en 2009 se reinició la cacería a gran escala, matando anualmente 200 ejemplares.
Noruega es otro país que no se queda corto respecto a este tema: cumplió con la legislación hasta 1993. La cacería de estos animales llegó a ser casi 450 ejemplares anuales, aunque en los últimos años la población muestra cada vez menos interés en continuar con la tradición.
Otros lugares en donde ocurren estas situaciones son las Islas Feroe, archipiélago danés, y en algunos pequeños lugares de Estados Unidos y el Caribe, tal y como nos cuenta BBC News.
A través de asociaciones como Greenpeace, se están creando espacios protegidos denominados ‘’santuarios marinos’’. En estos territorios acuáticos se encuentran protegidos, pero el problema es que no siempre están ahí, debido a que son animales que realizan migraciones temporales en busca de nuevas aguas. Otro peso internacional que también se opone a ello y ha denunciado en varias ocasiones la situación, es la WWF, quien aporta datos escalofriantes en su web como el siguiente: de la especie de delfines Maui solo quedan 55 individuos.