Juan Carlos Acevedo
El movimiento como una acción que se ve, se siente y se realiza desde y con el cuerpo y que va del espacio íntimo al espacio público es la invitación que nos hace la poeta Mónica Lucía Suárez Beltrán (Bogotá) desde el título de su libro “Cinco movimientos y medio en el espacio” (Editorial Babilonia).
Aquí la poética del espacio y la poética del cuerpo (de la que ya nos había hablado G. Bachelard) nos llevarán por un territorio definido que va desde la casa, la calla, el campo hasta el cuerpo mismo. Rica en el juego de la imaginación, su poesía, la de Mónica, es diferente, una que exige, que busca lectores atentos.
Mónica Lucía Suárez es Profesional en Estudios Literarios y Magister en Educación de la Universidad Nacional de Colombia. Es autora también de los libros: “Tenues y tonos, Colorario de ciudad” y “Madeja de voces”. Su trabajo literario lo comparte con el de la docencia y la pedagogía, así la lectura y la escritura creativa son parte de su vida cotidiana y desde esa cotidianidad hace suya la mirada que observa y se fija en detalles, en percepciones que podrían escapar, pero no las deja ir porque quedan registradas en cada palabra y línea de su libro.
Para sentirla
Sé que la poesía no es para explicarla sino para sentirla, pero después de leer los poemas de Mónica Lucía Suárez me gustaría expresar, no sé si se pueda lograr, esa sensación tan suya de dejarnos ver a través de sus letras el mundo que habitamos y recorremos, que nos habita y nos recorre. No como un contrasentido sino como la luz en los actos cotidianos que nos permiten ser.
Ella que ve en el simple acto de abrir una puerta, tomar una taza de café o encender una lámpara la posibilidad del milagro de estar vivíos, nos lleva más allá para bajar una escalera, reconocer una pared y distraernos con una vitrina y saber que al cruzar la calle, todo puede ser posible y si los días son turbios también nos lleva a otros espacios donde la danza de la lluvia, él árbol, la tierra reconfortan para decirnos después que es a través del cuerpo y sus movimientos donde el espacio cobra sentido.
Desde el movimiento de su cuerpo define su casa y su mundo. ¿Acaso el de todos nosotros? Aquí el poema es territorio, teatralidad, danza, los sentidos se agudizan para ser sombra, mover el torso, recostar el hombro o seguir un compás para develar día a día es espacio, visible y tangible que nos pertenece. Lo que logra entre líneas la poeta colombiana Mónica Lucía no es otra cosa que enterarnos de nuestro cuerpo y su importancia para relacionarse con el mundo, con esa necesidad de comunicarse y su capacidad de volverse en cada uno de sus poemas un lenguaje que nos permite leernos.
PRIMER MOVIMIENTO LA DANZA DE LA LLUVIA
Cuando cae la lluvia
el pasto se estremece y danza.
La mano contundente de su paso
acaricia con decisión lo que toca.
Y canta
a un ritmo que adormece.
La inminencia de la lluvia
se tienta or el viento
que la mueve.
Todas s rectitudes
Se vuelven contra ella.
Y suavemente
va trasladando su paso
hacia otros troncos
los vidrios
los balcones.
Se convierte en ubicua
se derrama en las hojas,
en la tierra.
Yo la veo como pasajera
que se pierde con todo y memoria
en sus propias raíces.
SEGUNDO MOVIMIENTO
ENTRE LA PIEL Y EL INTERIOR
Justo el mínimo espacio
que queda entre lo que puede ser
el aire y la dermis.
Allí se halla el respiro del halo
que emerge sutil
Los pliegues de la tersura
se refunden con los plisados
de la tela.
Es un roce mínimo
con la intimidad.
Una onda mezcla entre pudor
y desacato.
Un recogimiento
Es lo más humano
y entrañable
(la piel tiene memoria).
Y ese ínfimo lapso
-entre la piel y el interior-
es notorio
es imperioso.
es lo que la hace mujer.
CUARTO MOVIMIENTO
LA ROPA EN EL PISO
Alrededor hay un aire fresco de hedores
el piso frío los acoge, y desaliñados
se ven más hermosos que nunca.
No se observan en dobleces perfectas
ni pulcritud mañanera.
se perciben los ajos de la noche
las pequeñas arrugas
Los azares del tiempo.
Descansan uno en el otro
recostados en el suelo,
prendas prensadas
en el vacío de no tener piel adentro.
Arriba
en el catre
se encuentran
dos pieles desnudas
a espaldas.
Cada quien
en
Cada esquina.
MEDIO MOVIMIENTO
DESNUDA
La gran verdad
se asoma
en el espejo.