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lunes, marzo 27, 2023

Cinco movimientos y medio en el espacio, una poética del movimiento y el cuerpo

Juan Carlos Acevedo

El movimiento como una acción que se ve, se siente y se realiza desde y con el cuerpo y que va del espacio íntimo al espacio público es la invitación que nos hace la poeta Mónica Lucía Suárez Beltrán (Bogotá) desde el título de su libro “Cinco movimientos y medio en el espacio” (Editorial Babilonia).

Aquí la poética del espacio y la poética del cuerpo (de la que ya nos había hablado G. Bachelard) nos llevarán por un territorio definido que va desde la casa, la calla, el campo hasta el cuerpo mismo. Rica en el juego de la imaginación, su poesía, la de Mónica, es diferente, una que exige, que busca lectores atentos.

Mónica Lucía Suárez es Profesional en Estudios Literarios y Magister en Educación de la Universidad Nacional de Colombia. Es autora también de los libros: “Tenues y tonos, Colorario de ciudad” y “Madeja de voces”. Su trabajo literario lo comparte con el de la docencia y la pedagogía, así la lectura y la escritura creativa son parte de su vida cotidiana y desde esa cotidianidad hace suya la mirada que observa y se fija en detalles, en percepciones que podrían escapar, pero no las deja ir porque quedan registradas en cada palabra y línea de su libro.

 

 

 

 

 

 

 

Para sentirla

Sé que la poesía no es para explicarla sino para sentirla, pero después de leer los poemas de Mónica Lucía Suárez me gustaría expresar, no sé si se pueda lograr, esa sensación tan suya de dejarnos ver a través de sus letras el mundo que habitamos y recorremos, que nos habita y nos recorre. No como un contrasentido sino como la luz en los actos cotidianos que nos permiten ser.

Ella que ve en el simple acto de abrir una puerta, tomar una taza de café o encender una lámpara la posibilidad del milagro de estar vivíos, nos lleva más allá para bajar una escalera, reconocer una pared y distraernos con una vitrina y saber que al cruzar la calle,  todo puede ser posible y si los días son turbios también nos lleva a otros espacios donde la danza de la lluvia, él árbol, la tierra reconfortan para decirnos después que es a través del cuerpo y sus movimientos donde el espacio cobra sentido.

Desde el movimiento de su cuerpo define su casa y su mundo. ¿Acaso el de todos nosotros? Aquí el poema es territorio, teatralidad, danza, los sentidos se agudizan para ser sombra, mover el torso, recostar el hombro o seguir un compás para develar día a día es espacio, visible y tangible que nos pertenece. Lo que logra entre líneas la poeta colombiana Mónica Lucía no es otra cosa que enterarnos de nuestro cuerpo y su importancia para relacionarse con el mundo, con esa necesidad de comunicarse y su capacidad de volverse en cada uno de sus poemas un lenguaje que nos permite leernos.

 

 

 

 

 

 

 

PRIMER MOVIMIENTO LA DANZA DE LA LLUVIA

Cuando cae la lluvia

el pasto se estremece y danza.

La mano contundente de su paso

acaricia con decisión lo que toca.

Y canta

a un ritmo que adormece.

La inminencia de la lluvia

se tienta or el viento

que la mueve.

Todas s rectitudes

Se vuelven contra ella.

Y suavemente

va trasladando su paso

hacia otros troncos

los vidrios

los balcones.

Se convierte en ubicua

se derrama en las hojas,

en la tierra.

Yo la veo como pasajera

que se pierde con todo y memoria

en sus propias raíces.

SEGUNDO MOVIMIENTO

ENTRE LA PIEL Y EL INTERIOR

Justo el mínimo espacio

que queda entre lo que puede ser

el aire y la dermis.

Allí se halla el respiro del halo

que emerge sutil

Los pliegues de la tersura

se refunden con los plisados

de la tela.

Es un roce mínimo

con la intimidad.

Una onda mezcla entre pudor

y desacato.

Un recogimiento

Es lo más humano

y entrañable

(la piel tiene memoria).

Y ese ínfimo lapso

-entre la piel y el interior-

es notorio

es imperioso.

es lo que la hace mujer.

CUARTO MOVIMIENTO

LA ROPA EN EL PISO

Alrededor hay un aire fresco de hedores

el piso frío los acoge, y desaliñados

se ven más hermosos que nunca.

No se observan en dobleces perfectas

ni pulcritud mañanera.

se perciben los ajos de la noche

las pequeñas arrugas

Los azares del tiempo.

Descansan uno en el otro

recostados en el suelo,

prendas prensadas

en el vacío de no tener piel adentro.

Arriba

en el catre

se encuentran

dos pieles desnudas

a espaldas.

Cada quien

en

Cada esquina.

MEDIO MOVIMIENTO

DESNUDA

La gran verdad

se asoma

en el espejo.

Para estar informado

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