Carlos Olimpo Restrepo S. – Periodista
Aunque muchos de nosotros asociamos las bacterias y los hongos a problemas de salud en los seres vivos, lo cierto es que la ciencia ha demostrado que estos microorganismos pueden ser también de gran ayuda para el ser humano y el planeta en general, más ahora que hay una mayor consciencia de la necesidad de sistemas de producción limpios ambientalmente, que no afecten los ecosistemas.
Con base en estas premisas, el grupo Bacteriología Agrícola y Ambiental —BA&A— de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, trabaja desde hace 10 años en la búsqueda de organismos microscópicos que sirvan para apoyar cultivos tradicionales en el país, como el banano, el aguacate o las flores, entre otros.
«Sobre esto ya hay mucha investigación y mucho trabajo de campo en el mundo, pero el hecho de que nosotros lo estemos haciendo para cultivos tropicales es una de las ventajas que tenemos, porque la mayoría de estos productos son desarrollados en otros países y están enfocados en cultivos industriales extensos como trigo, soya; en cambio, nosotros trabajamos en cultivos típicos colombianos», anotó el docente Camilo Andrés Ramírez Cuartas, director del grupo.
«Siempre hemos buscado estrategias para que estos conocimientos que vamos adquiriendo, las habilidades que vamos desarrollando, se puedan convertir en productos con potencial para la comercialización (…). Las ofertas que se hacen son para el control de plagas y enfermedades y soluciones para la fertilización», anotó.
La soberanía también es de fertilizantes
Colombia es un país de una histórica vocación agrícola, con gran potencial exportador de cultivos tradicionales como café, banano, flores y, en años recientes, aguacate y otras frutas, alrededor de los cuales han prosperado industrias nacionales para fortalecerlos, pero hay una gran dependencia de productos importados como urea, fosfato diamónico, fosfato monoamónico y cloruro de potasio, químicos fundamentales para la elaboración de abonos.
Según cifras del Ministerio de Agricultura, Colombia importa el 75 % de fertilizantes. Y solo en el caso de la urea, uno de los químicos más usados en este sector, el 42 % se importaba, hasta comienzos de este año, de Rusia y Ucrania, países que están en guerra.
Por eso son importantes las investigaciones y los desarrollos que adelantan desde BA&A y la empresa Inbacter —start-up creada por algunos miembros del grupo— sobre microorganismos que ayudan a la adecuada nutrición de las plantas.
«Son bacterias biofertilizantes que cuentan con capacidad de producir fitohormonas, de solubilizar algunos minerales y de hacer asociaciones simbióticas con las plantas, como es el caso de las fijadoras de nitrógeno», explicó Ramírez Cuartas.
En el caso de las fijadoras de nitrógeno la empresa tiene disponibles tanto las de tipo simbiótico —para leguminosas— como asimbiótico —no leguminosas—; de las solubilizadoras se ofrecen las de fósforo y otros nutrientes, así como las estimuladoras de la producción de raíces.
Aquí se destacan las bacterias del género Bacillus spp., las más populares del mundo en la industria de los bioinsumos, así como las Pseudomonas spp. fluorescentes. Ambos microorganismos también se usan como bioinsecticidas, biofungicidas, nematicidas —para destruir gusanos microscópicos que atacan las raíces.
Para el plátano
Se destaca aquí el uso de virus bacteriófagos —que comen bacterias— para el control de enfermedades como el «moko del plátano» y las que atacan los bulbos de plantas ornamentales, una línea de investigación muy nueva en Colombia.
«Hay una oferta de hongos comerciales; en el país hay agroindustria que produce sus propios hongos, pero no a escala pequeña. Por eso en Inbacter diseñamos una plataforma de trabajo para que más agricultores puedan montar su propia producción de hongos benéficos con nuestro apoyo microbiológico», aseguró el investigador.
Agregó que, además, desde el grupo BA&A también hacen diagnósticos de enfermedades en cultivos, a partir de las muestras que les envían los agricultores para su análisis.
No contaminan
Camilo Andrés Ramírez Cuartas enfatizó que todos son productos limpios o verdes, «no son de síntesis química, están basados en un organismo o en un componente de un microorganismo de existencia en la naturaleza, no son modificados genéticamente, aunque implican procesos de selección intensiva e inteligente para poderlos encontrar dentro de los miles y millones de acciones en la naturaleza».