Maritza Salazar Velasquez Columnista Sometí mi alma a un entrenamiento, unas veces por coerción y otras tantas por elección. De tanto alzar pesas se hizo robusta, los músculos se hicieron visibles para mí y para quienes la observan. No quise entrenarla verdaderamente, nunca fue mi propósito infligirme dolor para hacerme fuerte, pero aún así, sin…

Para estar informado
- Advertisement -