Gabriel Ángel Ardila Columnista Parecía buen propósito pero resultó uno de esos recursos risibles de tramitomanía alcabalera del siglo de oro español, con retruécanos cacofónicos pero ilustres: El reclamo de la autoridad fiscalizadora para que sus vigilados denuncien proyectos paralizados, donde se pudren inmensas fortunas públicas invertidas en la nada. Terminan generalmente en “elefantes blancos”…
La inocencia vestida de ingenuidad
