Liliana Cardona Marín
Esta semana en rueda de prensa, el alcalde Diego Ramos hizo mención a un problema que constantemente es queja ciudadana: el aumento de las personas en condición de calle que aumenta la percepción de inseguridad y todos los ojos se ponen sobre la actuación de la policía y la Secretaría de Gobierno, pero el asunto tiene más de hondo que de ancho.
Juan Carlos Sepúlveda, secretario de Gobierno de Dosquebradas, se refirió al tema, para explicar que detrás de lo que se percibe como un problema de orden público, hay todo un entramado social.
Quiénes son y por qué llegaron
“Por más que hagamos una caracterización o un censo diario, nunca nos va a coincidir, 300 es la cifra promedio, porque nos llega este tipo de población de otras ciudades y unos van de paso, otros se quedan temporalmente y los demás de forma definitiva, claro que tampoco podemos desconocer que muchos son oriundos de este municipio, de Pereira o de Santa Rosa y tienen el núcleo familiar cercano, pero por su situación ya no los tienen en la casa y permanecen en la calle”, dice Sepúlveda.
El secretario continúa la explicación del tema con otro punto que tocó el alcalde, sobre el final de una intervención de más de 100 personas consumidoras, de las que ahora no se encuentran ni 15. “Fue un proceso muy bonito, porque lo viví personalmente y fue durante la Pandemia, porque teníamos que estar todos guardados y resulta que adecuamos el coliseo del Municipio, los llevamos por la orden presidencial de que nadie podía estar en las calles y muchos fueron conducidos en contra de su voluntad”.

Durante este tiempo les proporcionaron las tres comidas diarias y dos refrigerios, kit de aseo, cobijas, ropa limpia, recreación, libros y hasta la metadona (en ese tiempo no alcanzaban a ser 120, por eso ahora preocupa que sean más del doble) pero no hubo cómo mantenerlos en el coliseo, lo tomaron como un hotel, se iban con la colchoneta y lo demás al hombro y regresaban a la madrugada sin nada y a pedir comida.
“Los últimos que quedaron fueron ocho, desapareció el programa y la labor que veníamos haciendo tan bonita se acabó por sustracción de materia. En este momento no estamos prestando ese servicio y no porque la administración no quiera hacer nada por ellos, sino porque a ellos les faltó voluntad”.
La tarea contra las ollas
“Ahí hay varias cosas que se conjugan: Secretaría de Gobierno en relación directa con policía, relación directa con seguridad. ‘Este me va a atracar, este me va a robar’, por eso aclaro que nosotros no somos los de la alimentación, ni los programas sociales. Ahora, ¿quién alimenta las ollas? La respuesta es las personas en condición de calle que consumen heroína ¿pero quién alimenta a esa persona que alimenta la olla? La respuesta es los ciudadanos de bien a través de la limosna y los ciudadanos de mal, cuando entregan $2.000 porque les boten la basura o les lleven el inservible a la quebrada más cercana”, hace énfasis Juan Carlos Sepúlveda.
Lo mismo sucede en las vías con las monedas para limpiar el vidrio o el pan que se entrega por pesar al estar en las panaderías, pero que ellos revenden. Es una cadena. Los medios de comunicación también fallan en tener un papel más activo en mostrar verdaderamente los efectos negativos del consumo, visibilizar a los zombies.
“Este tema es tan grave que si desarticulamos una banda, los tres o cuatro que quedan debajo de los retenidos, cada uno forma su propio grupo y el problema en vez de disminuir se multiplica”, puntualizó el secretario.

De la mano de otra Secretaría
Cuando un ciudadano percibe a estas personas solo piensa en la ausencia de autoridad, pero las llamadas a desarrollar el trabajo en este sentido son las Secretarías de Desarrollo Social, porque ellos tienen la política pública y los recursos dentro del Plan de Desarrollo. Las Secretarías de Salud, Educación, Cultura y Deporte también hacen acompañamientos.
Dato
Del programa en el coliseo quedó un último grupo de ocho que quedaron fueron llevados a sitios de recuperación especiales, solo dos adelantaron todo el proceso y ahora son muchachos trabajadores.
Cifra
300 habitantes de calle hay por lo general en el Municipio Industrial.
¿Usted da limosna?
Ovidio Valencia – transeúnte
“No me gusta dar, porque me parece que eso es alcahuetear para que la gente no haga nada y cada vez haya más pereza”.
María García – transeúnte
“No. Si puedo les doy comida, porque ellos se van a gastarla en otra cosa, usted sabe. Les da una libra de frijol y ahí mismo se van a cambiarla o venderla”.
Luis Alberto López – transeúnte
“Normalmente no les doy, porque eso es patrocinar la vagancia en unos y la drogadicción en otros. Lo que conlleva a que se vuelvan incompetentes y que todo se los den”.
Martha Lucía Cock – transeúnte
“Primero sí daba algo de monedas, pero me puse a pensar que ese dinero es para hacerles más mal, porque se van es a consumir, mejor les comparto un café con leche o un pan”.