En el barrio Limonar de Dosquebradas, el único espacio que tiene la comunidad y sobre todo los más pequeños para jugar, definitivamente sufre de la desatención de la administración.
Todos los peligros latentes se juntaron, el óxido de las mallas con puntas salidas, parte del mismo cerramiento sostenida por una guadua que con el golpe de un balón puede caer, esa misma malla separa la cancha de la quebrada La Víbora, que pasa a un lado, los balones constantemente van a dar a la quebrada y los niños pasan, sin nada que se los impida a recogerlos ¿y si en una de esas viene crecida qué?
La hierba creció por la división de las lozas de cemento que es lo único que medio se ha preservado, pero al ir ganando terreno naturalmente terminará por agrietarlas. Omaira Guerrero habita en El Limonar, hace casi 20 años y comenta que “Claramente hace ocho años que no le hacen mantenimiento a esta cancha, han hablado mucho y no pasa nada. He sabido de dos niños que se han lastimado”.
Otro vecino, Sebastián Cedeño dijo que: “Lo único que he visto que han hecho en este espacio en los últimos cuatro años, es que cambiaron las lámparas, porque con las anteriores, los gallinazos se paraban en ellas y las fundían, eran de luz amarilla, las que reemplazaron son de luz blanca. El sistema de apagado automático también se daña a veces y se queda la cancha toda la noche con la luz prendida”.
Por parte de la Secretaría de Cultura que es la encargada de los espacios recreativos en el vecino municipio, siempre que se consulta algún tema, lo único que hay como respuesta, es un mutismo total.