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jueves, noviembre 30, 2023

Casa nueva, vida nueva

Desde hace más de 40 años, Javier Escalante vive con su familia en una casa herencia de su padre, situada el Alto del Oso, zona rural de Municipio de Dosquebradas. Don Javi, como le dicen sus familiares y amigos deriva su sustento en el cultivo de las hojas de congo y café, labor que aprendió de sus padres, quienes le enseñaron este oficio desde su niñez. Este campesino de sonrisa tímida y manos fuertes, nunca ha pensado salir de su parcela, pues manifiesta que el campo y su familia son su razón de ser, no obstante con el pasar de los años y las inclementes lluvias, causadas por el cambio climático lo hicieron sentir temor de quedarse sin un techo, debido a que el invierno y los sismos que se han presentado en la región, le pasaron factura a su humilde morada construida en bareque y esterilla, la falta de recurso y el difícil acceso a la zona fueron factores que influyeron en el deterioro de la vivienda.

La familia Escalante – vivió en permanente zozobra durante años, mientras la casa de bahareque que con tanto esfuerzo habían levantado los abuelos, se caía por partes, las grietas se observaban constantemente, la inestabilidad del terreno, los aguaceros permanentes y hasta las fallas geológicas de la zona cafetera, fueron deteriorando su calidad e hicieron estragos en la construcción. La situación cada día se tornaba más crítica y por más plegarias que elevaban, el milagro aún no se hacía realidad; cuando todo parecía estar perdido, el trabajo social y la gestión ante la incidencia de las catástrofes sobre la población que viene adelantando la Dirección de Gestión del Riesgo del municipio de Dosquebradas, alertó al alcalde Diego Ramos de la situación, quien no dudó  en tomar cartas en el asunto y hacer un llamado a empresarios de la región para adelantar la labor de construcción de las habitaciones en material, lo que significó una gran mejoría en las condiciones de la vivienda y un cambio de vida para esta familia. 

Es, así como la Administración Municipal “Empresa de Todos”, puso en marcha la consecución de  recursos y donación de materiales con la empresa privada, donde se dispuso aproximadamente 40 millones de pesos para materiales, además del aporte de  40 sacos de cemento por parte de Cartones y Papeles de Risaralda. Ya con los materiales, el personal de la “Empresa de Todos”, comenzó su labor, todos los días y durante tres meses aproximadamente, avanzaban en la construcción de cada una de las tres habitaciones que se construyeron en material. Mientras tanto, los Escalante hicieron una habitación provisional para poder descansar en el lugar ya que no tenían para donde irse. Todos se comprometieron en la construcción de las habitaciones para que la familia pudiera disfrutar de un lugar seguro, hasta “Palomo”, el caballo de propiedad de don Javier que ayudó a bajar cemento, arena y ladrillos hasta la vivienda ya que desde la carretera donde parquea el carro, hasta el lugar donde se hace la obra, es una zona de difícil acceso.  

La hija menor, Luz Helena Escalante Soto, a  sus 15 años, , reconoce que esta construcción les ha cambiado la vida: “me da sentimiento porque la casa antes era muy horrible, estaba muy agrietada y que se venía al suelo. Para nosotros era un sueño, ahora es  una felicidad inmensa porque por ahora no teníamos el presupuesto para arreglarla. Vivíamos con muchas goteras, veíamos las paredes agrietadas y nos daba miedo que se cayera”. Don Javier baja en su caballo a Dosquebradas a comprar el mercadito para su familia, mientras hace las diligencias, deja a Palomo en un local comercial cerca del parque donde un amigo que se lo cuida. Luz Helena, todos los días camina hasta la sede Buena Vista de la institución educativa Comuneros, donde cursa grado noveno. Durante la pandemia tomaba clases desde su celular con los datos que su padre le recargaba, pero era muy difícil el acceso a internet. Ella es una joven llena de sueños, quiere continuar estudiando ingeniería de sistemas o diseño gráfico, aún no se decide, pero dice que será el tiempo el encargado de  mostrarle el camino. La señora, siempre está en la vivienda, cumpliendo con sus quehaceres diarios y apoyando a don Javier en la cosecha. . Aunque la casa estaba en malas condiciones, brindan calor de hogar por su nobleza y sencillez.  Además de un espacio físico, lo que esta familia necesitaba era una solución definitiva y mucho ánimo para seguir adelante

Un espacio digno

Cuando el Alcalde Ramos llegó al sitio, lo primero que pensó fue la necesidad que tenían los Escalante Soto  de tener un espacio digno y seguro donde pudieran seguir construyendo sus sueños. Ya terminada la obra negra de la vivienda, bajó cargado cobijas, mercado y ropa, por el camino que también se construyó para facilitar el traslado de toda la familia. Los globos verdes y amarillos, que reflejan la bandera de Dosquebradas se combinaron con la tierra oscura y fértil. Un chocolate caliente sirvió para brindar por la nueva vida que empieza la familia en el lugar donde han visto crecer a sus hijos y nietos. Cortaron la cinta, y con un aplauso, se comenzó a escribir la otra historia con mejores condiciones. “Es para nosotros una oportunidad que Dios nos da, y le damos gracias porque nos mostró el camino para llegar hasta este sitio donde la familia de Javier y sus hijos vivían en una manera que no era digna. Hoy gracias a todos los esfuerzos podemos ofrecerle a esta familia un espacio adecuado y digno para compartir y sigan vendiendo sus hojas de congo para su sustento”, resumió el Alcalde mientras disfrutaba el momento con los obreros y la familia.  

Hasta las mascotas:

cuatro perros y dos gatos, rodearon a los visitantes para demostrar de alguna manera la alegría de ver los cambios en la vivienda. En medio de todos, don Javier visiblemente emocionado, con los ojos llorosos y la voz entrecortada agradeció a su manera este esfuerzo de la Administración Municipal: “yo les colaboré hasta donde pude. Junto con mi caballito ayudamos a bajar el material y ahora podemos tener  la ‘casota’. Que muchas gracias al alcalde y a todos los que nos dieron esta alegría”. El camino a este hogar es hoy amarillo y verde, dos colores que para ellos representan el orgullo que significa ser dosquebradense y el profundo amor la tierra que les permite vivir en unión familiar y ser felices con lo que tienen.

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