Violencia de género tiene un origen profundo
Recientemente en Pereira se conoció el caso en redes sociales de una mujer que al parecer se encontraba retenida por su pareja sentimental. Indagando el caso fue posible determinar que llevaban 10 años de relación y que al parecer la víctima sufrió violencia de género en repetidas oportunidades. El caso generó inquietud porque al parecer la mujer no estaba dispuesta a declarar en contra de su presunto agresor. Frente a este comportamiento de la mujer, El Diario quiso conocer la opinión de expertos en la materia para comprender el por qué de la reacción de esta persona.
Desde la Psicología
Gina Marcela Arias Rodríguez, psicóloga, doctora en Ciencias Sociales y Políticas, con experiencia en el campo de la psicología social comunitaria e integrante de la Ruta Pacífica de las Mujeres, indicó que se ha evidenciado que las mujeres y hombres que han estado mucho más expuestos desde su vida cotidiana en el nivel micro o en los primeros momentos de socialización con padres, madres y otros familiares y han estado expuestos o han presenciado situaciones de violencia, aumentan las probabilidades de que en la vida futura o adulta esas personas puedan incurrir en situaciones de violencia de pareja.
Es importante decir que una sociedad que a través de una institución educativa o una institución como la familia refuerza los roles tradicionales de género como que las mujeres son para el cuidado del hogar y los hombres para ser proveedores económicos, hacen que la posibilidad de salir de esa situación de violencia sea más difícil.
Por tal razón en el ámbito de la prevención o de la intervención sobre las violencias de género y concretamente de violencia contra las mujeres se insiste en la necesidad de que las mujeres puedan tener mayor autonomía emocional, económica y autonomía para decidir frente a sus vida y sus cuerpos. Y esto puede abonarse a un camino para que las relaciones de pareja sean menos verticales, autoritarias e impositivas desde los hombres hacia las mujeres.
En una sociedad patriarcal donde se valoran y refuerzan principios machistas, una sociedad permisiva frente a la violencia contra las mujeres. Por ejemplo lo que se puede denominar como un ‘piropo’ en la calle pero que tiene que ver con el aspecto físico o con la sexualidad de las mujeres no necesariamente se debe entender como un piropo sino que muchas veces como indican las organizaciones feministas esta es una forma de violencia y de agresión del orden de lo simbólico.
Dependencia
Otros factores explican la violencia contra la mujer como una situación ligada a la dependencia económica, porque muchas veces las mujeres que están en un círculo de violencia con sus parejas o esposos, al no tener autonomía económica lo que puede suceder es que sea mucho más difícil salir de allí. Porque ese hombre que es el proveedor económico no solamente plantea la satisfacción de las necesidades de la mujer sino también de sus hijos.
Todo se acepta
Otro factor que explica la aparición del sostenimiento de la violencia contra la mujer según la socióloga Coral Herrara y otras feministas que han trabajado la idea del amor romántico, como esta idea nos ha enseñado una sola forma de enamorarnos y relacionarnos en la vida de pareja y que hay que aceptar todo lo que esto traiga. Esto está directamente relacionado con la socialización que hemos recibido a través del cine, las novelas y la música y donde se perpetúa un rol pasivo en la mujer y en los hombres como activos en la violencia.
Las creencias y mandatos religiosos como el matrimonio con la frase ‘hasta que la muerte los separe‘’ donde las mujeres se tenían que soportar y tolerar infidelidades, relaciones sexuales no consentidas. Estas ideas acentúan y perpetúan la violencia. Así como la cosificación de las mujeres, la hipersexualización y la idea de posesión que los hombres tienen sobre las mujeres ‘si no es mía, no es de nadie’ este móvil explica muchos de los feminicidios que antes se titulaba ‘crímenes pasionales’ hasta el año 2015 en el que este delito se empieza a tipificar como feminicidio.
El mayor nivel de violencia contra una mujer es asesinarla porque simplemente la pareja le planteaba una forma de venganza porque la mujer fue infiel, quería separarse o no aceptaba las condiciones de la relación.
El violentómetro
Es una herramienta pedagógica que se utiliza para la sensibilización y prevención de las violencias contra las mujeres. Este muestra cómo hay unos indicadores de violencia que pueden ir aumentando y complejizando con el paso del tiempo y con la exacerbación de las violencias. Los indicadores “menores” están relacionados con chistes, refranes y chanzas cotidianas que hacen referencia al lugar de las mujeres, el cuerpo, su apariencia o su proveniencia. Estas pueden ser consideradas violencias simbólicas y que pueden ir aumentando en la vida de pareja.
Los comentarios que desvalorizan las mujeres y que ocupan palabras como “brutas, incapaces o incompetentes” escalan al nivel de violencia psicológica que tiene que ver con el menosprecio de la autoestima de las mujeres y escala a otras formas como la violencia física o sexual. Insistir para que se de una relación sexual aunque sea con la pareja de noviazgo o de matrimonio, es un acto de violencia porque el hombre debe entender que no es no y cuando insiste que esa relación se de por vía de la imposición o manipulación se entiende como una forma de violencia.
Ayudas
Activar las redes de apoyo cercanas y conocer las redes lejanas que están dispuestas a ayudar, cuando una situación es más grave lo que se debe hacer es activar la ruta de atención con personería, la comisaría de familia, la patrulla violeta y otras instituciones dispuestas a apoyar a una mujer que está viviendo una situación de violencia inminente.
Los casos locales y nacionales van en aumento y preocupan más que a las autoridades a las mujeres que cada día están más expuestas a estas lamentables situaciones como la presentada con la dj Valentina Trespalacios.