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Pereira
jueves, marzo 30, 2023

Una pasión entre puntada y puntada

 

Mariana Suárez Guarín

Conozca la historia de un pereirano apasionado por las máquinas de coser, además de comprarlas, repararlas y venderlas, desde hace 5 años tiene su taller donde conserva máquinas antiquísimas de hasta más de 100 años, que aún funcionan.

En un pequeño taller ubicado en el centro de la capital risaraldense encontramos a José Armando González de 60 años de edad, un hombre sencillo y carismático que colecciona máquinas de coser de todos los tamaños, marcas, formas y colores, además las organiza y comercializa. Él nos abrió las puertas de su taller y nos relató su experiencia con estos elementos.

¿De dónde surgió la idea?
“Desde siempre he sido un apasionado por las máquinas de coser, de profesión soy mecánico en máquinas de confección, capacitado por el Servicio Nacional de Aprendizaje – SENA, hace 6 años me pensioné; por 42 años laboré, desde los 18 hasta los 60 años de edad, prestando mis servicios en mecánica de máquinas de confección en diferentes e importantes fábricas de este tipo en la ciudad de Pereira, como Nicole S.A.S., Manufacturas Valher y Alberto VO5, con estos conocimientos luego de salir pensionado no fui capaz de quedarme sin hacer nada en la casa, y a uno ya viejo no le dan trabajo, entonces me surgió la idea de montar mi propio taller, que me permitiera aplicar mis conocimientos y mi pasión al mismo tiempo. Actualmente tengo 143 máquinas de coser de segunda, de todos los modelos y marcas, nuevas y viejas, muchas personas de la ciudad se acercan, me traen sus máquinas, se las reparo aquí, o también hago domicilios. Otras personas me las venden, me las heredan y así he conformado esta colección única en la ciudad”.

La tradición
Muchas personas heredan las máquinas de coser de sus tatarabuelas, abuelas y madres, algunas las conservan como herencia y otras las venden o las regalan porque no saben coser y no representa ningún valor en sus vidas. “Este oficio de coser ha pasado de generación en generación permaneciendo en las familias, recuerdo que en otras épocas en cada casa había una máquina de coser para organizar los uniformes de los hijos, los disfraces, la ropa del esposo, hasta las señoras se hacían sus vestidos, o los manteles, cortinas, servilleteros, entre otros elementos del menaje, esto era normal en las familias, ahora ya solo las usan personas que se dedican exclusivamente a confeccionar o los diseñadores de modas que tienen sus propios talleres. Mis clientes en su mayoría son personas adultas o amas de casa, que conservan esta tradición de sus máquinas de coser y algunas personas jóvenes, hombres y mujeres que estudian en el programa de diseño de modas, de alguna universidad o institución educativa de educación superior”.

No cambia lo antiguo por lo moderno
“Las máquinas digitales nunca superarán a las máquinas de coser antiguas , ni en calidad, ni en garantía, porque las nuevas tienen elementos de piñonería plástica, materiales de pasta y las antiguas vienen con materiales metálicos, más finos y de mejor calidad, por eso es que duran tantos años. Si una persona quiere adquirir una buena máquina de coser yo les doy precios favorables, de calidad y les doy además garantía y vale mucho la pena adquirirlas”, manifestó José Armando González.

Otros oficios
“Trabajando en las empresas de confección aprendí otras labores y prácticas de la manufactura, detalles de modistería como pegar botones, cierres en pantalones y chaquetas, aprendí a entubar pantalones, entre otros detalles, y en mi taller también hago esa clase de arreglos, además organizo ropa en fileteadora, arreglo también bolsos, morrales, carpas, entre otras”. Y así, José Armando González pasa la vida entre puntada y puntada, desenfrenando su pasión con las de coser.

Desde las 9:00 a.m. hasta las 6:30 p.m. en la carrera segunda N° 18-78 el pereirano presta sus servicios en su taller, donde lo acompañan máquinas legendarias que también han cosido historias desde épocas antiguas.

 

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