Estas sustancias causan más daño que la heroína. Ambas pueden llevar rápidamente a una sobredosis, además la segunda se conoce como ‘droga zombi’ ya que pudre la piel dando un aspecto de muerte viviente a quien la utiliza.
La presencia de estas drogas en el país prendió la alarmas de las autoridades, en entrevista con El Diario, el ministro de Justicia, Néstor Osuna, aseguró que “este Gobierno está muy preocupado por una droga nueva que se llama fentanilo, es una sustancia que acaba con las personas. Ya está en Colombia lamentablemente no sabemos todavía si es importado o si se está fabricando aquí”.
Hay que tener en cuenta que el fentanilo es un opiode sintético que es entre 50 y 100 veces más potente que la morfina. Es un fármaco con el que se trata a pacientes con dolores crónicos, pero también se está comercializando en el ‘mercado negro’ y es uno de los principales causantes de sobredosis en quienes lo utilizan de manera ilegal.
La preocupación va más allá de la presencia del fentanilo, y es que también se ha detectado consumo en Colombia de xilacina o conocida como tranq. “esta sustancia es aún peor y realmente nos tiene sobrecogidos, estamos intentando implementar todas las políticas sanitarias, de prevención y de salud pública para intentar que ese consumo que ya sabemos que existe lo podamos erradicar o que el uso sea el mínimo posible”, acotó el Ministro.
Esta sustancia de uso veterinario para sedar diferentes animales, también se conoce como la ‘droga zombi’ debido a que además de producir sobredosis, también pudre la piel generando en algunas partes del cuerpo del consumidor un aspecto como el que se ve en las películas de muertos vivientes.
Pereira y en general todo el Eje Cafetero, presentan altos niveles de consumo de estupefacientes, incluso de sustancias como la heroína, por eso las autoridades locales, departamentales y regionales deben velar por que las sustancias mencionadas anteriormente no se vuelvan de uso común en la región y cause una emergencia de salud y social más representativas de las que ya hay.
Hacinamiento carcelario
Otra de las problemáticas que abordó este medio de comunicación con el Ministro de Justicia, fue la relacionada con la sobrepoblación en los centros penitenciarios. Esta situación viene afectando desde hace varios años a distintas partes del país, entre ellas Risaralda.
Osuna quien participó de la conferencia ‘Sujección a la justicia ordinaria en el marco de la paz total’ realizada en la Universidad Libre seccional Pereira, aseguró que en el país se necesitan por lo menos 5.000 nuevos cupos carcelarios y que las reformas planteadas por el Gobierno nacional no buscan sacar a los delincuentes de las cárceles, pero si disminuir algunas penas.
En Risaralda más exactamente en Pereira se está construyendo una nueva cárcel en El Pílamo, la cual tendría capacidad para más de 1.500 internos, infraestructura que ayudaría a mitigar los problemas de hacinamiento que se registran en el departamento, pero los trabajos avanzan lentamente y la problemática de la sobrepoblación sigue incrementándose.
“Lo que queremos es una política de resocialización para que una persona que estuvo en la cárcel con justicia, es decir porque merecía estar en la cárcel, cuando salga del centro penitenciario, haya menos riesgo de que vuelva a cometer otro delito, para que no esté simplemente planeando cometer más delitos, sino que esté estudiando o trabajando o las dos cosas”, resaltó el Ministro.
Para nadie es un secreto que las cárceles en Colombia no han cumplido su cometido que es el de resocializar, por el contrario son consideradas ‘universidades del delito’.
Para lograr este proceso se debe llevar oferta educativa a los centros de detención, tanto de bachillerato como universitaria. Así mismo efectuar convenios con la empresa privada para que se pueda generar empleo en las cárceles, por ejemplo, elaborando alimentos congelados para su posterior comercialización.
Alcanzar verdaderos procesos de resocialización permitiría disminuir el hacinamiento en las cárceles, ya que los internos estarían por menos tiempo en los centros de detención, también mejoraría las condiciones económicas de los reclusos, además del impacto positivo en la producción del país.