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jueves, junio 1, 2023

“Está cerca la hora de mi retiro”: Monseñor Rigoberto Corredor

Tras 35 años de vida episcopal

 

La de este año posiblemente sea la última Semana Santa que presida el Obispo de Pereira Monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez quien renunciará a su cargo en agosto al llegar a la edad de retiro forzoso

 

Por: Óscar Osorio Ospina

 

Un día como hoy, exactamente el 26 de marzo de 1988, el sacerdote pereirano Rigoberto Corredor Bermúdez, quien por entonces tenía 39 años, fue ordenado Obispo y designado Auxiliar de la Diócesis de Pereira al lado de Monseñor Darío Castrillón.

 

A lo largo de estos 35 años de vida episcopal, Monseñor Corredor Bermúdez -nacido en el corregimiento de Arabia- ha ejercido en las Diócesis de Pereira, Buenaventura, Garzón (Huila) y regresó en Pereira en el 2011 esta vez como Obispo titular. Ahora se prepara para presidir las ceremonias de la Semana Santa con la evidente posibilidad de que sea la última vez que lo haga por cuanto el 5 de agosto, cuando cumpla 75 años, presentará renuncia al cumplir la edad de retiro obligatorio. “Será como quitarme un piano de encima”, asegura el prelado y explica que cada año de ejercicio como Obispo equivale a dos años de desempeño sacerdotal puesto que se trata de un ejercicio muy duro y exigente, pero pese a ello afirma que “he pasado feliz”.

 

Con el Obispo de Pereira dialogamos a cerca de su periplo episcopal que comenzó en su tierra natal en 1988: “Fui Obispo Auxiliar en Pereira por nueve años, es decir yo hice aquí todo: repetí la primaria y el bachillerato con Monseñor Darío Castrillón y con Monseñor Fabio Suescún, aprendí muchísimo de los dos, dos grandes personajes, el uno, un hombre universal como Monseñor Castrillón, de gran visión del mundo y Monseñor Suescún, un hombre de gran ejecutoria y visión pastoral”. Como Obispo auxiliar visitó todas las parroquias de Diócesis, incluso pernoctó allí, incluidas las ubicadas en la zona indígena de Risaralda, como es el caso de Purembará.

 

En 1996 le llegó el nombramiento como Obispo de la Diócesis de Buenaventura, una plaza nada fácil para el ejercicio sacerdotal dada las condiciones socioeconómicas y de seguridad que vivido esta ciudad del litoral Pacífico.

 

“Buenaventura es como una unidad de muchas cosas importantes como puerto y de muchas cosas difíciles como grupos violentos y situaciones que se entremezclan en la ciudad. La gente es buenísima, yo me sentí muy bien tratado por los afrodescendientes, estuve siete años allí en Buenaventura, conociendo toda la problemática del puerto y de la parte litoral del Pacifico, profundizando en el alma de los afrodescendientes, de los colombianos que viven allí y me entendí muy bien con la Cámara de Comercio, con el puerto, con los Consejos Comunitarios de las Negritudes”.

 

Destaca Monseñor Corredor Bermúdez que a pesar de esas condiciones visitó todas las comunidades en los distintos sectores de Buenaventura, aunque en ocasiones debió pedir permiso a ciertas fuerzas para ejercer su labor pastoral en esos lugares apartados.

 

“Lo que más me marcó fue el visitar las comunidades de los ríos Naya, Cajambre, Yurumanguí y Raposo con peajes de la subversión, donde me decían que podía pasar. Siempre me encontraba grupos de la guerrilla y algunos grupos paramilitares. Por allá donde murieron los Diputados de la Asamblea del Valle yo estuve hospedado en la parte de la Concepción por el Río Naya. Lo más impresionante era estar viendo ese país de esa manera”, asegura el Obispo.

 

Del puerto sobre el Pacífico, Monseñor Corredor Bermúdez llegó a Garzón (Huila) en el 2004 donde permaneció hasta el 2011 y el 1º de octubre de ese año volvió a Pereira.

 

A lo largo de su vida episcopal, le ha correspondido ordenar a dos Obispos, así como muchos sacerdotes y diáconos. Entre los prelados, al actual Obispo de Buenaventura, Monseñor Rubén Darío Jaramillo y al Obispo de Barrancabermeja, Monseñor Ovidio Giraldo Velásquez. “Es una cosa que impacta cuando uno hace a otro Obispo o Sacerdote, es una realidad que uno dice que prolonga el episcopado en un sucesor de los apóstoles para fortalecer la iglesia”.

 

Acerca de su hora de retiro, Monseñor Corredor Bermúdez señala que debe renunciar antes del 5 de agosto próximo, en cumplimiento de los mandatos consignados en el Código de Derecho Canónico que dice que el Obispo que llegue a los 75 años debe hacerlo ante el Santo Padre y esperar su decisión, la cual puede ser inmediata o tomar uno o dos años.

 

“Yo digo que mi retiro es justo y necesario (risas). Es ya un descanso merecido porque realmente es una carga muy grande. Hay unos Obispos que dicen un chiste muy especial: que el Obispo fuera de las grandes alegrías que tiene al ordenar, al predicar, al encontrar la gente humilde con tanta fe, al ordenar un Obispo, un Sacerdote y al prestar un servicio tan grande como en Buenaventura y en Garzón, hay tres días muy importantes en su vida: la primera, la extrañeza cuando lo llaman a uno para decirle: el Papa lo nombró Obispo; la segunda, una cierta alegría de la familia y de la gente cuando lo ordenan a uno Obispo; la tercera, que es el día más feliz: el día cuando le aceptan a uno la renuncia (risas), ahí descansa uno”.

 

Pese a ello, el Obispo reconoce que le va a hacer falta la acción pastoral, pero ya tiene una carta en la mano para compensar esa nostalgia: “yo trataré de ir a alguna parroquia a colaborar, trataré de leer y de escribir, yo quiero contar todas esas experiencias de Buenaventura, sobre todo esos recorridos por los ríos, escribir un poco sobre todo lo que me sucedió realmente, el encuentro con esas personas, el diálogo con ellos. En la parte pastoral, ver todo lo que ellos pensaban, la carga también de muertes y de esas cosas. Quiero tener la mente un poquito lúcida para escribir, ayudar algunas parroquias, pero también siento que uno se quita de encima el piano que está cargando, como es cargar con toda una Diócesis”.

 

 

La vida sacerdotal del Obispo

Monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez nació en el corregimiento de Arabia, en el hogar de Lisandro Corredor, el expendedor de carne del corregimiento. Hizo sus primeros años de primaria en la escuela Atanasio Girardot y luego pasó a la Marco Fidel Suarez del barrio Corocito cerca de la parroquia de la Trinidad. Allí hizo parte de un grupo apostólico llamado La Cruzada Eucarística donde empezó a interesarse por el sacerdocio. De regreso a Arabia, el párroco le pidió que fuera acólito y de ahí nació el deseo de ser sacerdote. Al terminar la primaria ingresó al Seminario Menor a adelantar el bachillerato y en el Seminario Mayor tuvo la orientación básica con todos los sacerdotes, siendo ordenado como tal el 18 de noviembre de 1973 en Arabia, en ceremonia presidida por el Obispo de Pereira, Monseñor Baltasar Álvarez Restrepo.

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