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jueves, marzo 30, 2023

¡A vestirse de segunda mano!

Liliana Cardona Marín

La industria de la moda es una de las más contaminantes en todo el mundo. Para que una prenda hecha en tela denim, pero conocida popularmente como yin, se descomponga en un basurero se necesitan aproximadamente 200 años y ni qué hablar para su elaboración, en la que se utilizan casi 12 mil litros de agua. El problema es más cultural que económico, porque los colombianos a diferencia de los ingleses, neoyorkinos y hasta chilenos, que acuden a las ventas de garaje y tiendas, más conocidas como pulgueros, suelen trabajar seis meses para poder comprar una ‘pinta’ completa.

Observar estas realidades fue lo que motivó a Emilia Gutiérrez Gómez, una administradora de empresas que cuando retornó al país decidió montar una venta de ropa de segunda mano. Pero sus conocidos inmediatamente le dijeron horrorizados: “¿y las energías? Y ¿las enfermedades? ¿Y si era de un muerto? a lo que ella contestó y todavía lo hace: “no hay nada que una buena lavada no logre, porque la energía la debes poner tu”.

¿Usted se ha puesto alguna prenda de $5.000 de las que se consiguen en las carreras 7 y 8 los sábados? Ha visitado algún ropero de los que muchos que hay en la ciudad o ha mandado sus prendas a las RRR (Reformar Rápido Ropa), la respuesta de la mayoría será no ¿cierto? porque la creencia popular indica que se gana mucho estatus social si los demás ven que se lleva puesta una prenda Lacoste, Ralph Lauren, Levi´s o en su defecto Arturo Calle.

Upcy Denim

Esta apuesta de moda circular deja descrestados a quienes la conocen. Emilia recicla todo tipo de yines y recibe las donaciones de las empresas en las que sus empleados tienen dotaciones en tela denim (yin), porque el problema de este textil aparte de los literalmente ríos de agua que se necesitan para producirla, son las diferentes tinturas para lograr el aspecto y acabados que enamoran, ya puestos en una vitrina.

El nombre de esta microempresa está inspirado en la palabra gringa upcycle que significa reciclar. El propósito de Emilia es que no se desperdicie nada, con los pasadores de los pantalones se hacen aretes o pulseras, con los puños de las camisas el diseño de los bolsos y con los pedazos grandes, chaquetas, pantalones, ponchos, ruanas y hasta vestidos de novia.

Lo mejor del trabajo de Upcy Denim es la inclusión, con Emilia trabajan verdaderos artistas que por razones como ser madre cabeza de hogar y no dejar los hijos solos deben trabajar desde casa, o el experimentado sastre que por tener más de 75 años es descartado como fuerza laboral, una mujer que debe cuidar un esposo enfermo de gravedad y una persona de la comunidad LGTBIQ+ e integrantes de su familia, todos de Pereira, Dosquebradas y Santa Rosa.

La invitación final de Emilia es a todos los jóvenes y estudiantes de diseño de modas a salvar el planeta por medio de creaciones en la moda circular.

Volver a la modista

Los abuelos acostumbraban visitar a las modistas para ‘meter’ un añadido, voltear cuellos y puños, o hasta poner un parche que casi no se notara en una tela similar en material y color. Por eso ellos tenían un planeta sostenible.

Dato

Una de las pocas palabras de los colombianos que no tiene traducción al inglés es estrenar y por eso un americano jamás le entenderá que usted va a comprar el estrén pa´l 25.

Historia del yin

Esta prenda por su resistencia fue ideada para el trabajo pesado de los mineros en la fiebre del oro americana y luego copiada para los obreros de la Revolución industrial, pero observaron que era tan versátil que hombres y mujeres podían lucirla, entonces los jóvenes rebeldes hijos de la posguerra se atrevieron, hasta el día de hoy que se convirtió en prenda fundamental del ropero de cualquier persona, incluso los niños.

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