Esta semana se hicieron escuchar diferentes comentarios sobre los problemas de seguridad que enfrentan los comerciantes y artesanos que se ubican en ambos lados de la peatonal de la calle 18.
Para empezar a saber qué es lo que en realidad sucede en este lugar del centro de Pereira, se consultó en primera instancia a la secretaria de Gobierno Karen Zape, a lo que respondió: “Ya hemos consultado el tema y ellos no han puesto ningún tipo de denuncia, ni en Policía que ni siquiera han llamado, ni en Fiscalía, no sabemos si es cierto o no es cierto. Ellos tienen unos videos, pero en ninguno abren el puesto como tal, solo se ve que intentan. También vimos en un video que al parecer escondían, como una bolsa, que ellos manifiestan pueden ser estupefacientes y puede ser que la guardan ahí y la sacan”.
Zape dijo que frente a todo esto conocido apenas el jueves, inmediatamente se informó a las autoridades competentes y empezarán a hacer la revisión con cámaras de seguridad del sector, que son propias de la ciudad y también las de los establecimientos, para determinar si han tenido una situación qué lamentar, expresa que lo primero que hay que hacer es denunciarla ante la Fiscalía e informar a los frentes de seguridad que tienen en la zona con la Policía Metropolitana, del mismo modo que harán vigilancia particular en ese sector a ver qué es lo que sucede realmente.
Ayer se delegó un equipo de la Secretaría de Gobierno, para visitar el sector y recolectar información, también con el propósito de invitarlos a la formalidad. Los resultados de la incursión se conocerán en los próximos días.

Versiones encontradas
La peatonal de la 18 tiene dos sectores; el primero entre las carreras 6 y 7 y el segundo entre 7 y 8. En el primero están ubicados mayoritariamente los artesanos con uno que otro vendedor de comestibles. Al otro lado, se ubican una gran variedad de pequeños comercios con medias, memorias, gorras y libros, ellos llegan a las 7:30 de la mañana y se van pasadas las 5:00 p.m., los del otro lado llegan a eso de las 10:00 a.m., pero se van más tarde, porque muchos clientes son los empleados de oficinas que llegan a buscar un detalle tejido de última hora.
La sensación que quedó en el ambiente después de que fueran consultados los del segundo grupo es que había cierta prevención a hablar del tema, ¿por qué? es lo que no se sabe. Lo que sí dejaron en claro todos es que mientras no se pongan de acuerdo en el monto y la persona que debe hacer las labores de celaduría, los problemas continuarán.
Al atravesar la carrera 7, se percibe un poco de más organización y colaboración para hablar del tema en cuestión, pero ya es otro el dilema ¿quién tiene la razón? Unos aseguran que se les han robado entre $180.000 y $300.000 en mercancía, a uno más una máquina avaluada en $120.000 que servía para perforar las correas, alguien más dice que violentaron los puestos o los trataron de quemar, como queriendo enviar un mensaje.
Se trata de algunas personas que llevan casi 30 años con el puesto metálico fijo, que recuerdan con aprecio a Israel Londoño, quien fue, desde una de las tantas funciones públicas que ha ocupado, el que pensó que ese lugar era el adecuado para ellos. Por tiempos han estado asociados, pero ha sido difícil mantener estos grupos.
Para nadie es un secreto que en la 18, culmina un pedazo de la zona céntrica bastante complicada en materia de seguridad y que proviene desde la calle 13. La caseta de vigilancia de la policía que en acuerdo con los comerciantes se retomaron en diciembre, ayer a las 11:00 a.m., se encontraba vacía, cosa que no debería suceder si se tiene en cuenta que es un punto álgido de la ciudad por el manejo de dinero en efectivo y el reciente pago quincenal.
Roger Gaviria, quien se autodenomina fundador de cooperativas explica que las diferencias entre los propios comerciantes se dieron cuando algunos vendieron los puestos a otras personas y entonces se formaron dos grupos, “otro tiempo después volvieron, pero ya llenos de caprichos y mandaron a hacer el daño por acá, porque fue que lo mandaron a hacer me di cuenta, al montar guardia el ladrón habló, pero ya se sabía el camino. Qué vamos a ir a la policía si nos dimos cuenta que son la misma gente de acá los que están mandando a hacer los robos”.
No estuvo muy de acuerdo cuando los colegas tuvieron la idea de dar a conocer a la prensa lo que estaba ocurriendo, porque asegura que es mostrar ‘lo feo’ que pasa entre ellos “como ha pasado siempre, siempre ha sido así, lo raro es que los robos empezaron cuando yo volví”.
El asunto con la vigilancia
Los vendedores consultados de uno u otro modo expresan que pagan algo a alguien para que cuide en las noches, que muchas veces se hace semanal o mensual, pero que en estos días se han visto en problemas para recoger lo de un solo día de celaduría que son $50.000, porque unos ponen la los $6.000, pero otros no, porque las ventas no estuvieron bien. El problema que han detectado es que mientras esta persona hace la ronda por la otra cuadra aprovechan para violentar puestos.
Cifra
24 artesanos, 7 puestos fijos con otras mercancías, más los móviles hay en la 18.