Hoy viene al Departamento el presidente Petro en compañía de algunos de sus ministros y más cercanos colaboradores, y lo hace, como ha sido su costumbre en los ocho meses que lleva de gobierno, a uno de los municipios más alejados de la capital y con una alta población rural e indigena.
Por supuesto que Quinchía tiene tanto derecho como Pereira o como cualquiera del resto de los municipios del Departamento, de ser el anfitrión de la primera visita del presidente Petro a Risaralda en cumplimiento de los llamados “diálogos regionales”; pero no hay duda de que no es el que más necesita ser oído por el Jefe de Estado y su equipo de gobierno.
En Quinchía y en los municipios vecinos hay, claro está, problemas de minería ilegal, de falta de oportunidades de trabajo, de desplazamiento de campesinos, de dificultades para comercializar los productos agrícolas, de presencia de grupos al margen de la ley y de amenazas sociales; que es muy bueno que el Presidente conozca de primera mano; pero tal vez no son los más urgentes que tiene el Departamento, ni los que necesitan atención más inmediata del Gobierno Nacional.
Claro que hasta Quinchia podrían llegar las voces angustiadas de los habitantes del área metropolitana en solicitud de ayuda para la atención de sus grandes necesidades; pero no es igual. Seguramente allá el Presidente sólo tendrá oídos para escuchar a las comunidades del Occidente y tiempo para hablar de su política agraria y minera. Mientras tanto el Centro del Departamento se quedará esperando que el Gobierno le dedique unas horas a oírlo y a conocer sus principales angustias y necesidades
Pereira y su Área Metropolitana tienen problemas que necesitan interlocución directa con el Presidente de la República. El avance descomunal del microtráfico, los altos niveles de inseguridad en la ciudad, la desbordada accidentalidad vial, el desvío de los dineros del peaje de Cerritos, la incierta suerte del hospital de alta complejidad, el monumental tapón de Galicia, las “vías del samán”, la Plataforma Logística del Eje Cafetero, el Parque San Mateo y la doble Calzada La Romelia-El Pollo, son algunas de las necesidades más urgentes del Departamento y que parecieran no haber despertado el más mínimo interés en el alto gobierno.
Celebremos, pues, la visita del presidente Petro al Occidente de Risaralda. Seguramente va a ser útil y muy beneficiosa para una zona que ha estado olvidada por años de la mano oficial; pero sentimos que se queda en deuda con la otra mitad del Departamento y quizás la que más necesita de su presencia, de su atención y de su ayuda.