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miércoles, octubre 4, 2023

Una afrenta al país

Indignante, por decir lo menos, fue la respuesta que el alto comisionado para la paz, Iván Danilo Rueda, dio al atentado terrorista cometido por el Eln en el municipio de Tibú, Norte de Santander, y que cobró la vida del patrullero de la Policía Guillermo Andrés Idárraga, del subintendente Ángelo Raúl Martínez y de una persona civil.

El comisionado Rueda en vez de expresar en nombre del Gobierno y de los colombianos el sentimiento de solidaridad y apoyo a las familias de los uniformados y el civil vilmente sacrificados y a la Policía por la afrenta cometida contra la institución, agradeció al Eln por su sinceridad y responsabilidad al reconocer que fueron los autores de semejante acto de barbarie.

Decir que es un gesto de responsabilidad del Eln reconocer que fue el grupo que activó la carga explosiva al paso del vehículo que transportaba a los dos policías sacrificados es, además de una bofetada a una institución que expone todos los días la vida de sus miembros para garantizar la vida de los colombianos, es la ratificación de que este parece ser el lenguaje oficial del Gobierno para con quienes han inundado de sangre inocente el territorio nacional.

Hacía apenas dos o tres días el mismo funcionario le había enviado otra carta a alias “Iván Mordisco” luego de que el grupo bajo su mando fusiló a sangre fría y delante de toda la comunidad cuatro niños indígenas en el Putumayo que habían sido reclutados por la organización ilegal armada, en la que prácticamente de rodillas le pedía al guerrillero mantener el cese al fuego y continuar con las conversaciones tendientes a iniciar las mesas de diálogo con el Gobierno.

Una cosa es que el Alto Comisionado para la Paz, en desarrollo de la política de Paz Total planteada por el gobierno del presidente Petro, ofrezca toda clase de beneficios y trato jurídico especial a los miembros de las organizaciones criminales que operan en el país, en un intento por entablar un diálogo  con ellos, y otra bien distinta degradarse al punto que lo ha hecho el señor Rueda especialmente luego de que los grupos armados han respondido a la invitación del Gobierno, asesinando militares y jóvenes indígenas.

El Gobierno, a través del Comisionado de Paz puede, esa es la tarea del funcionario, abrir la puerta y ofrecer todas las garantías legales y jurídicas para que los grupos al margen de la ley negocien unas condiciones que les permita dejar la ilegalidad y acogerse a las normas y a la Constitución; pero lo que no puede hacer es arrastrarse como serpiente implorando un sí mientras siguen matando militares y ciudadanos inocentes.

Lo que ha hecho, pues, el señor Rueda es una afrenta al país y a los colombianos de bien, una indignidad y un acto de entrega miserable a una guerrilla que antes de dar la más mínima muestra de arrepentimiento e interés de hacer la paz, lo que ha hecho es notificar que seguirá asesinado a todo el que se oponga a sus macabros propósitos.

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