Por supuesto, el control que deben ejercer las autoridades de tránsito al comportamiento de los conductores, a la observancia de las normas de tránsito y al cumplimiento de las disposiciones dictadas para el buen funcionamiento del tráfico y facilitar la movilidad, se debe realizar en todas las vías y zonas de la ciudad, a todas las horas del día y en todos los días de la semana.
Sin embargo, es entendible que, con la capacidad operativa que tiene el Instituto de Movilidad, no se pueda atender toda la Ciudad al mismo tiempo, ni las 24 horas del día, ni los siete días de la semana. Es decir, que es imposible controlar a toda hora y en todos los sitios, el pico y placa, la vigencia del Soat, la revisión técnico mecánica, las zonas de prohibido parqueo, el respeto al carril del solo bus, los semáforos y la ciclovía.
Por esto es razonable, que los controles se realicen hoy en unas vías, mañana en otras; un fin de semana si, el otro no; y esta noche sí, y mañana no. De igual manera, las autoridades de tránsito podrían, sin que signifique un inconveniente para realizar una buena labor, escoger los lugares donde cumplir sus tareas de tal manera que no interfieran la circulación normal de los vehículos, ni obstruyan la movilidad de la Ciudad.
No tiene sentido por ejemplo, controlar el pico y placa en el cruce del llamado “serpentín” con la avenida que empalma la 30 de Agosto con la Sur. Ese es un sitio, con el cierre del ingreso a Pereira por los trabajos del nuevo intercambiador del Aeropuerto, muy crítico y que genera un trancón permanente, no solamente por el volumen de tráfico, sino por lo irregular y forzado del cruce .
Cada que los guardas de tránsito hacen detener en ese lugar un vehículo que no está observando la norma del pico y placa, forman un trancón que no solamente repercute en la vía que va hacia la 30 de Agosto, sino en esta antes de El viajero, trancón que inclusive muchas veces llega hasta Unicentro.
Y si a esta operación de control se le añade, primero que exige la inmovilización del vehículo infractor y por tanto la intervención de una grúa, y segundo, que se realiza a una hora pico como las siete y media de la mañana, la congestión y el nudo que se forma es sencillamente monumental, con todo el perjuicio que se le causa a los miles de ciudadanos y por supuesto, al transporte público, que circulan por allí.
Que bueno fuera que las autoridades de tránsito al programar sus actividades de control diarias, tuvieran en cuenta las limitaciones que tiene la Ciudad en materia de vías, así como las dificultades producto de las nuevas obras o de sus programas de mantenimiento y reparación de calles. Serían una gran ayuda al grave problema de movilidad que hoy tiene Pereira.