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jueves, marzo 23, 2023

Un mal que crece

Aterradores son los datos que acaba de entregar el Instituto Nacional de Salud sobre la violencia intrafamiliar en el Departamento. Según esta entidad, entre el primero de enero y el 25 de febrero pasados las autoridades conocieron de 530 casos de esa naturaleza, lo que significa diez agresiones diarias en promedio .

Esta cifra, de un lado coloca de lejos a Risaralda como el departamento del Eje Cafetero con más número de casos de este tipo, Caldas registró 429 y Quindío 366; y del otro, lo muestra como uno de los territorios que tiene mayor crecimiento en la ocurrencia de esta clase de conductas dentro del concierto nacional.

De acuerdo con el informe del Instituto de Salud, mientras en los primeros 56 días del año pasado las autoridades recibieron 464 denuncias por agresión o maltrato intrafamiliar, este año en el mismo período los casos conocidos fueron 530, lo que representa un incremento de más del 15%.

Todo esto con un agravante y es que los registros que llevan las autoridades están lejos de ser el reflejo de lo que verdaderamente sucede en el Departamento, en esta materia. Por diversas  razones que van desde la creencia generalizada de que denunciando la agresión no se consigue nada y en cambio sí se podría sufrir la represalia del agresor, hasta que el victimario en un alto porcentaje de los casos es la pareja sentimental, la mayoría de las víctimas prefieren no denunciar y seguir soportando silenciosamente el maltrato.

Otra de las razones por las que la víctima, mujer especialmente, se abstiene de denunciar a su victimario es por la dependencia económica que tiene de él y la perdería en el caso de que denunciarlo, con el agravante que cuando se decide a hacerlo las más de las veces las autoridades no toman ninguna medida preventiva con el agresor y ella se ve obligada a seguir conviviendo con quien la está agrediendo.

Según el informe, en ocho de cada diez casos de violencia intrafamiliar, el ofensor es el esposo, o el novio, o el compañero permanente de la víctima, y en el noventa por ciento de los hechos la víctima es una mujer, lo que demuestra la condición de inferioridad en que se encuentran ellas frente al hombre en las relaciones familiares, sentimentales, sociales y hasta laborales.

Por todo esto, el llamado es las víctimas de cualquier tipo de violencia intrafamiliar a que denuncien al primer asomo de maltrato a sus agresores y busquen la protección de las autoridades; porque tolerar cualquier agresión es abrir el camino para que esta reprochable conducta se siga presentando, con la casi seguridad que de cada vez será más grande el maltrato y mayor el alto riesgo de que termine en grave atentado contra la vida de la persona. 

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