Confirmando el estilo de este gobierno y contrariando lo que había dicho la ministra del deporte, Maria Isabel Urrutia, hace apenas dos semanas, que el director de los Juegos Nacionales sería un dirigente del Eje Cafetero, la funcionaria anunció esta semana, y de una presentó, al dirigente deportivo antioqueño Baltazar Medina como nuevo responsable del evento.
Claro que el nuevo director tiene todos los mecimientos, la experiencia y la trayectoria para tratar de salvar tal vez el evento más importante, desde el punto de vista deportivo, que se realiza en el país y cuya responsabilidad de hacerlo fue encomendada que desde hace mucho rato a los tres departamentos del Eje Cafetero; sin embargo, sorprende su designación.
La Ministra ha aclarado, sin que nadie se lo preguntara, que el anterior director y su subdirectora, no renunciaron a los cargos, sino que se les acabó el contrato que tenían hasta el 31 de diciembre y que simplemente no se les renovó, y que lo que hizo el Gobierno fue designar al señor Baltazar Medina director de los Juegos y hacerle el nuevo contrato a él.
Por qué razón faltando escasos nueve nueve meses para la realización del evento, con todo el cronograma de obras “patas arriba” y con el fantasma vivo de la cancelación de los Juegos en la región, el Gobierno Nacional decide no renovarle el contrato a quienes estaban al frente de la organización del certamen y, lo más preocupante, y en su reemplazo se designa director a una persona que nada tiene que ver con la región, contrariando yendo precisamente en contravía con lo que se había dicho hace 15 días.
Acaso no había un dirigente deportivo, o gremial, o empresarial en todo el Eje Cafetero que tuviera la capacidad, el conocimiento, la experiencia y el compromiso con esta región para asumir la responsabilidad de sacar adelante los Juegos Nacionales de noviembre, si es que la decisión era cambiar al doctor John Jairo Velasquez y a deportista Mariana Mesa. O es que de verdad, como se viene diciendo en todas partes, el certámen se va a cancelar en zona cafetera y va a ser llevado a Cali, o a Medellín.
Si estando aquí los directores de los Juegos, conociendo de primera mano las condiciones físicas de los actuales escenarios deportivos y las posibilidades financieras de las tres gobernaciones y las alcaldías de las tres capitales para realizar las obras faltantes, y conociendo el compromiso cívico y moral de la región con el país, el cronograma está empantanado; las esperanzas no son muchas ahora que la dirección ha sido trasladada a Medellín.
Cada vez, pues, están más lejos los Juegos Nacionales de realizarse este año en el Eje Cafetero. Cada decisión del Gobierno, cada declaración de la Ministra y cada tropiezo en los procesos contractuales y administrativos, parecen estar dirigidos a cancelar el evento en esta región y a llevárselo para otra ciudad.