Nuevamente un motociclista perdió la vida al estrellarse en la avenida 30 de Agosto contra un articulado del Megabús, cuando transitaba por el carril exclusivo para estos vehículos; y otra vez también preguntamos qué hacía la víctima circulando por una calzada que está destinada únicamente para este servicio.
Por el carril del Megabús circulan las motos, las bicicletas, los taxis, las carretas, los motocarros, la mazamorra, las venta ambulantes y los vehículos de todas las clases, sin que a alguna autoridad de tránsito le importe y, peor, haga algo para ponerle orden a semejante anarquía.
Basta darle una mirada a la 30 de Agosto, o la Avenida del Ferrocarril, o a la carrera séptima entre El Lago y Turín, o a la carrera octava entre la glorieta de Saludcoop y El Lago, o a la Avenida Simón Bolívar en Dosquebradas, o, para no ir muy lejos, a la carrera sexta entre las calles 14 y 24; para ver que la norma que prohibe la circulación de toda clase de vehículos por el carril del Megabús, es el hazmerreír de todo el mundo.
Se dirá que con los 25 guardas en cada jornada, que dijo solo tener el Director del Instituto de Movilidad, es imposible controlar el cumplimiento de la norma a lo largo del recorrido del Transporte Masivo; pero lo que está pasando es que los infractores violan la ley en las narices de los agentes de tránsito y estos no se dan ni por enterados.
En el sitio donde ocurrió el fatal accidente del viernes y donde perdió la vida un joven estudiante universitario, suele permanecer un guarda de tránsito; pero para él, como ocurre con la mayoría de estos funcionarios, la norma que prohibe la circulación de toda clase de vehículos por el carril del Megabús, es como si no existiera.
Delante de ellos pasan a velocidades escandalosas, decenas de motos y carros que les da pereza hacer cola en la calzada tradicional o que simplemente la falta de cultura los impulsa a transgredir la norma, y para los agentes de tránsito es como no estuviera pasando nada o como si velar para que esto no ocurra, no fuera su responsabilidad.
Ya lo hemos dicho más de una vez en este mismo espacio, por supuesto la responsabilidad de este tipo de accidentes es de la persona que no respeta la norma y que además de meterse por el carril prohibido lo hace a alta velocidad; pero también le cabe a las autoridades de tránsito que no hacen nada para controlar este tipo de abuso y castigar a quienes se empeñan en violar la ley.
Ojalá, pues, esta nueva víctima que cobra la irresponsabilidad de los motociclistas, pero también la negligencia de las autoridades de tránsito, sirva para que aquellos creen conciencia sobre la obligación de cumplir las normas, y estas entiendan que las disposiciones están hechas no para que los guardas satisfagan su vanidad y algunos den rienda suelta a su venalidad, sino para ordenar la vida de la ciudad y garantizar la seguridad de sus habitantes.