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jueves, marzo 23, 2023

Se necesita cultura

Es necesario, pues, dirigir todo el esfuerzo hacia una generación de cultura en todos los actores viales, empezando por los motociclistas y siguiendo por los peatones y ciclistas

El 2022 fue en Pereira y el Departamento, en los últimos ocho años, el de más altos registros de personas fallecidas en accidentes de tránsito. Según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal, durante el año pasado 170 personas perdieron la vida en las vías de Risaralda, lo que significa que día de por medio alguien fue víctima mortal del descuido, de la incultura, de la negligencia, de la anarquía, de la inobservancia de la ley y de la falta de control de las autoridades en las vías regionales.

Si se compraran los registros del año pasada con los de los últimos cinco años, para no profundizar más, se aprecia que mientras en el 2017 las víctimas fueron 129, en el 2018 hubo 134, en el 2019 se subieron a 135, en el 2020 los fallecidos fueron 107 y en el 2021 los registros llegaron a 146, el año pasado se dispararon a 170; es decir que cada año, con excepción del 2020 cuando hubo encierro obligatorio durante buena parte del año, son más las víctimas por causa de este desorden vial.

Ahora, mirado en detalle el informe se observa que de los 170 fallecidos, 71, casi la mitad, eran peatones, constituyéndose en la primera víctima en un accidente de tránsito, los segundos fueron los motociclistas, los terceros los ciclistas y por último quienes iban abordo de un vehículo tradicional.

Esto deja claro que a mayor desprotección del actor vial mayor riesgo de ser víctima del exceso de velocidad, de la violación de las normas de tránsito, del irrespeto de los semáforos, de la ausencia de señalización, de la falta de puentes peatonales e infraestructura vial y de las malas condiciones de la vía, que, según el mismo informe de Medicina Legal, son las principales causas de los accidentes de transito y de las víctimas producto de ellos.

Aunque en el caso de los peatones es necesario anotar que el alto número de víctimas se debe fundamentalmente a la falta de infraestructura para atender estos usuarios; sin embargo, cuando estas estructuras existen, solo cuatro de cada diez peatones utiliza los puentes peatonales y las obras construidas para su protección.

Es decir que a la par de la anarquía de los conductores y del comportamiento temerario de los motociclistas, está la incultura de los peatones. Mientras los primeros se montan por los andenes, violan los semáforos, giran en prohibido y transitan a toda velocidad; los segundos no usan los puentes peatonales, no cruzan por las cebras y no observan las normas viales.

Es necesario, pues, dirigir todo el esfuerzo hacia una generación de cultura en todos los actores viales, empezando por los motociclistas y siguiendo por los peatones y ciclistas, para evitar que cada día tantas personas sigan perdiendo la vida en las vías del departamento y del país, y para que transitar por estas no sea el peligro que hoy constituye.

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