Los delitos sexuales son una de las prácticas delictivas que más han crecido en el país en el último tiempo. Y dolorosamente Pereira y el Departamento no solo no han escapado a este horrible problema social, sino que, en el caso de esta capital, se ha convertido en la quinta ciudad con más casos de esta naturaleza.
Según el Instituto Nacional de Medicina Legal, el año pasado se presentaron en Pereira 443 casos, el registro más alto en los últimos cinco años y lo que confirma el crecimiento desbordado de esta conducta en la Ciudad. Ahora, en lo que tiene que ver con el Departamento este delito llegó a 721, es decir dos hechos cada día.
Todo esto con un agravante y es que este tipo de conductas no siempre llegan a conocimiento delas autoridades, sino que se quedan en el entorno de los afectados, por lo que estos datos no reflejan toda la realidad del problema. Esto ocurre porque en muchas ocasiones las víctimas prefieren no denunciar, o porque no sabe a quien recurrir, o porque no creen que esto sirva para algo, o porque sienten temor a las posible represalias que pueda tomar el agresor.
En un alto porcentaje el responsable de esta conducta delictiva es un familiar de la víctima o una persona cercana a ella o que comparte vivienda, y casi siempre ella amenaza a la persona con causarle un daño a un ser querido o a ella misma, lo que hace que el ofendido prefiera no recurrir a las autoridades.
En otras ocasiones la víctima denuncia y los jueces consideran que el señalado no es un peligro para la sociedad y lo dejan en libertad, o peor, y como ha ocurrido varias veces, le dictan medida de aseguramiento con detención domiciliaria, lo que significa que lo envían a compartir vivienda con su víctima.
Lo otro preocupante es que en ocho de cada diez casos de delitos sexuales la víctima era un menor de edad y algo dramático uno de los ocho era un niño entre cero y cuatro años. Según el mismo informe de Medicina Legal, de los 443 hechos ocurrido en Pereira en el año anterior, en 363 el afectado fue un menor de 18 años y en el 90% la víctima fue una mujer.
La otra arista del problema es que paralelo a esto corre un delito de explotación sexual de menores donde la Ciudad y especialmente la región juegan un papel muy activo en los registros nacionales que llevan la autoridades y las entidades encargadas de prevenir y combatir una actividad que conlleva, desafortunadamente, otras conductos delictivas adicionales.
Es urgente, pues, que todos, autoridades, instituciones, padres de familia, educadores y ciudadanos en general estén atentos y vigilantes, y pongan en conocimiento de los funcionarios respectivos cualquier acto o comportamiento que pueda inrtepretarse como una agresión sexual a otra persona. Es la única manera como entre todos podemos rebajar unos datos que son realmente alarmantes.