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Pereira
miércoles, junio 7, 2023

¿Por qué nadie hace algo?

Es entendible que algunas edificaciones que amenazan ruinas no se puedan tocar por alguna limitación legal que pesa sobre ellas; pero hay casos extremos que su condición exige la atención de las autoridades, como la edificación que está localizada sobre el costado nororiental, en el cruce de la calle 11 con avenida Circunvalar.


Esta edificación donde funcionaron las oficinas de la una de las más sonadas pirámides que pusieron en jaque el ahorro de cientos de pereiranos y que a raíz de eso fue declarada la extinción de dominio, está convertida hoy en la peor madriguera de consumidores, de atracadores, de orates y de habitantes de calle que hay en la Ciudad.


Desde hace muchos días ese lugar no solo fue objeto de los vándalos que la llenaron de letreros, sino de los saqueadores de los bienes desocupados  que le arrancaron las ventanas, le robaron las puertas, se le llevaron los vidrios, la desentejaron, le quitaron el piso, en una palabra, la desvalijaron, hasta dejarla en el estado lamentable en que se encuentra hoy. 


Ya así, aquello se volvió el centro de encuentro de maleantes y atracadores,  el escondite de delincuentes, el centro de consumo de toda clase de estupefacientes, el guardadero de lo robado, el pernoctadero de los drogadictos, el baño público de los habitantes de calle y el nido ladrones y atracadores.


Y para completar este cuadro de desolación y abandono, recientemente lo que queda de esa edificación se ha vuelto la ruta fácil para ingresar, especialmente en las horas de la noche, a las viviendas y negocios que hay instalados en esa manzana, reducir a sus moradores, robarlos y amenazarlos con hacerles daño en el caso de que opongan resistencia.


Todo esto, dolorosamente, en medio de la más absoluta indiferencia de la Policía y de las autoridades municipales. Nada hay más visible en La Circunvalar que este antro, ni nada más público que el ingreso y salida de ese lugar de consumidores de droga, de personas sospechosas, de menores de edad, de habitantes de calle, de malandrines y de personas indeseables; sin embargo, a ninguna autoridad parece importarle.


Por qué razón las autoridades no bloquean de alguna manera el ingreso a esa edificación, de tal forma que nadie pueda entrar y por qué la Policía no desmantela ese nido de inseguridad que se ha formado allí, saca a la calle todo lo que hay adentro y pone vigilancia permanente en el lugar.


El hecho que la edificación haya sido objeto de extinción de dominios o, como se afirma, esté declarado como patrimonio arquitectónico, no puede ser justificación para que en la zona rosa de la Ciudad, aquella que visitan todos los turistas que vienen a Pereira, y en un sector donde hay muchas viviendas, exista semejante nido de delincuentes, de drogadictos y de personas indeseables.

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