No es propio de hombres y mujeres que van a asumir una responsabilidad tan alta, salir desbocados a los medios a decir cuanta cosa se le ocurra, sin siquiera haber hablado con el nuevo mandatario.
Es entendible la euforia de quienes han sido nominados por el presidente electo para ocupar alguno de los ministerios o de los altos cargos del gobierno y su deseo de opinar y proponer iniciativas que tiene que ver su nuevo cargo; pero no es propio de hombres y mujeres que van a asumir una responsabilidad tan alta, salir desbocados a los medios a decir cuanta cosa se le ocurra, sin siquiera haber hablado con el nuevo mandatario.
Qué clase de prudencia se espera de unos funcionarios que confesaron que se enteraron de su nombramiento por un twitter del presidente electo y que ni siquiera habían hablado con él para darle las gracias, y sin embargo, aceptaron largas entrevistas donde opinaron de lo divino y humano y, lo más delicado, donde hicieron anuncios que al día siguiente quien tiene realmente que hacerlos, se ve en la obligación de recogerlos y de decir que sobre el tema aún no hay nada definido o que definitivamente lo anunciado no va.
Ejemplo de estos hay y desafortunadamente muchos. Una futura ministra que anuncia habrá IVA para los planes de telefonía celular, cuando los sabios de la reforma tributaria ni siquiera los estaban considerando. Otra designada ministra que notifica que las bebidas azucaradas tendrán IVA, mientras el responsable de la hacienda pública dice que eso no está considerado porque afecta directamente a la clase más pobre del país, pero al día siguiente otro de los designados dice que sí se está evaluando esta posibilidad.
Salir a los medios a lanzar propuestas que ni siquiera han sido analizadas por el equipo designado por el nuevo gobierno para cada tema y menos conversado con el presidente electo, además de que es una imprudencia que no cabe en un funcionario de esta categoría, lo que está haciendo es aumentar la incertidumbre que hay en el país por el cambio de gobierno y más que eso por el giro político que aprobó en las urnas la mayoría de los colombianos el pasado 19 de junio.
Esto sin hablar de la lista interminable de anuncios, muchos de ellos contradictorios entre sí, que han hecho, según ellos o por lo menos así lo dejan ver, en nombre del gobierno, los congresistas elegidos por el Pacto Histórico; o del fuego cruzado entre varios de los más representativos dirigentes del nuevo gobierno, a raíz de cualquier anuncio que haya hecho uno de ellos.
Lo sensato por parte de los funcionarios recién designados por el presidente Petro, es hablar primero con el nuevo mandatario y luego esperar a estar completo y posesionado el nuevo gabinete para, como equipo y con las directrices del Jefe del Estado, tomar las decisiones que vayan en la dirección de las políticas propuestas y anunciadas desde la campaña presidencial.
Ojalá, los ministros que faltan por designar, que se deben de conocer esta semana, no hagan lo mismo y ahí sí la avalancha de propuestas y la algarabía de declaraciones y entrevistas haga imposible saber cuáles son las reformas que va a plantear el Ejecutivo y hacia donde va de verdad el nuevo gobierno.