M2020ás ligero que tarde quedó en evidencia la utilización de las mismas prácticas clientelistas y corruptas que los hoy integrantes y defensores del gobierno del cambio, tanto les cuestionaron a las anteriores administraciones por usarlas para conseguir las mayorías en el Congreso de la República.
No de otra manera se puede interpretar la simultánea e intempestiva solicitud de renuncia a los viceministros de vivienda, transporte y comunicaciones, quienes son miembros de los partidos Liberal, Conservador y La U, inmediatamente después de la decisión de estas colectividades políticas de marginarse de la coalición de gobierno en el Congreso y no apoyar el texto completo de la Reforma a la Salud radicada por el propio presidente de la República.
Por supuesto que este inusual hecho deja también al descubierto la pobreza ideológica y la miseria conceptual de estos partidos políticos, y el poco valor que tienen los principios que tanto han pregonado y que han hecho creer que profesan y defienden a todos sus seguidores y electores.
Un partido como el Liberal o el Conservador, con más de 150 años de historia republicana y de defender los principios de independencia, libertad y orden, venderse por un ministerio y un viceministerio, como ha quedado demostrado luego del burdo chantaje que les acaba de hacer el Ejecutivo para tratar de obligarlos a que apoyen sus iniciativas legislativas; es una vergüenza.
Es cierto que esta, gobernar con los partidos que lo apoyan en el Congreso, es una práctica acostumbrada en la política colombiana; pero, primero esa costumbre fue caballito de batalla de los congresistas y dirigentes del hoy partido de gobierno con el presidente Petro a la cabeza y segundo, hasta ahora siempre se negó que se estuviera recurriendo a la odiosa mermelada para conseguir los votos mayoritarios para sus iniciativas legislativas.
Además, resulta cuando menos irrespetuoso y desconsiderado, amenazar a los partidos políticos con quitarles el bombón de la boca, como si fueran unos niños pequeños, si no aceptan lo que el Gobierno impone y como lo quiere imponer, y no votan sin ninguna modificación lo que presente a consideración del Congreso.
Lo que tanto, pues, se criticó en el pasado y seguramente lo que muchos rechazaron en las urnas votando por el gobierno del cambio, es exactamente lo mismo, pero ampliado y adicionado con la inaceptable práctica del chantaje, que está utilizando el presidente Petro y sus funcionarios para mantener arrodillado el Congreso y aseguradas las mayoría que le permitan sacar adelante las reformas, tal cual como las presente.