La inflación no da tregua en el país. Por fortuna Pereira es, si nos atenemos al más reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística(DANE) contentivo del Indice de Precios al Consumidor para el mes de marzo, la segunda capital con menor costo de los productos básicos de la Canasta familiar.
Sin embargo, la Ciudad no ha estado exenta de la voraz borrasca de alzas que no solo se ha consumido el, en su momento muy alto, ajuste al salario mínimo legal, sino que ha puesto en aprietos el presupuso de millones de familias colombianas y alterada las condiciones de la economía nacional y regional.
Si bien comparada con la de otras ciudades y regiones, Pereira sale bien librada, una inflación, como la que tuvo en marzo, del 0.77%, es muy alta, si se tiene en cuenta que el IPC para el año corrido está en el 9.81%, un registro que difícilmente podrá regresar a los niveles de antes de la pandemia cuando estuvo inclusive por debajo del 2%.
Claro, una cosa es la economía antes del encierro, de los paros y de los problemas de transporte y de desabastecimiento de materias primas y productos que hoy presenta el país, y cuando todo caminaba normal; y otra bien distinta la producción y el consumo en medio de estas últimas condiciones y cuando nadie atina a explicar con claridad cuánto tiempo más van a tardar en hacer efecto las medida tomadas.
Pero de todas maneras ya es hora de que ciertos sectores empiecen a mostrar signos positivos de recuperación y de que el drástico incremento de la tasa de intereses de referencia que fija el Banco de la República, tenga su efecto positivo en el costo de Canasta Familiar.
Las autoridades económicas, así como reconocidos conocedores del tema, han coincidido en decir que a partir del mes de mayo o de junio se empezará a ver al menos una estabilización en los precios de los productos que más inciden en el costo de Canasta Familiar, pero mientras tanto no hay duda de que el bolsillo de millones de colombianos está que se revienta.
Esto con una fundada preocupación y es que también los expertos han dicho que las consecuencias del alza en la tasa de interés del Banco de la República, apenas se verán reflejadas, especialmente en el costo del crédito, hacia el último trimestre del año, un factor que con seguridad afectará el crecimiento de la economía y como lógica consecuencia encarecerá algunos productos de consumo básico.
No parece, pues, a pesar de los alentadores pronósticos de los distintos analistas y especialmente de los voceros del Gobierno, que el 2022 vaya a ser un año con una siquiera moderada inflación. Si todo sale como estos sectores lo están previendo, el IPC al final del año apenas estará cercano al del año pasado.