El senador Bolívar se pregunta si la nueva mesa directiva del Senado es parte de ese cambio que pregonó el presidente electo y con el que obtuvo el respaldo de once millones y medio de colombianos.
Con el senador Gustavo Bolívar se puede estar en desacuerdo con muchísimas cosas, con su ideología política, con la visión que tiene del papel del Estado, con las políticas sociales que plantea, con su propuesta de reforma a la salud, con el trato social que tiene y hasta con su forma de decir las cosas; pero en lo que si se tiene que estar de acuerdo es con el reclamo que hace por el supuesto cambio que empiezan a ejercer el nuevo gobierno y algunos de los dirigentes que pertenecen al Pacto Histórico.
El senador Bolívar, por ejemplo, se pregunta si la nueva mesa directiva del Senado es parte de ese cambio que pregonó el presidente electo y con el que obtuvo el respaldo de once millones y medio de colombianos. Es difícil responderle al dirigente con sí rotundo cuando todo el país conoce el sinuoso recorrido del senador Roy Barrera y de quienes lo acompañan en los puestos de comando del Congreso.
Igual, el dirigente de la Colombia Humana llama la atención sobre la clase de mensaje de cambio que se está enviando con nombramientos como el de la nueva ministra de agricultura, o el del próximo embajador ante la Casa Blanca, o el designado canciller, o, inclusive con el del ministro de hacienda.
Todos ellos son sin ninguna duda destacados profesionales en su ramo, conocedores de las respectivas actividades, llenos de experiencia y conocimiento sobre las labores que les acaba de encomendar el nuevo presidente y personas que no son una afrenta para nadie; pero ninguno representa el pensamiento del grupo político que fundó el doctor Petro y que lo llevó a la presidencia de la República.
Lo que ha dicho el senador Bolívar puede sonar a molestia por no haber sido él escogido como representante del Pacto Histórico para presidir el Congreso, cuando tenía todo el derecho y contaba con los pergaminos políticos para reclamar esa dignidad; pero cualquiera que sea la motivación para decir lo que ha dicho, todas son verdades de a puño.
Quién puede negar que el senador Barrera ha estado en todos los partidos, que hizo parte activísima de las prácticas contra las cuales hizo toda la campaña el Pacto Histórico y contra las que se pronunció mayoritariamente el pueblo colombiano, y que cuando se trata de beneficiarse o de conseguir lo que quiere, no tiene inconveniente en hacer lo que haya que hacer, incluyendo en hacerse expulsar del partido en que milita en ese momento.
Tiene razón, pues, el Senador Bolívar cuando pone en duda el tan prometido cambio en las costumbres políticas, en extirpar la práctica de canjear en el congreso el voto por mermelada, en una verdadera reforma al funcionamiento del Legislativo y en forma de elegir los entes de control; y se pregunta si esto es posible con personas como el doctor Roy Barrera presidiendo el Congreso.