Lo que debe seguir ahora, para no perder lo que se ha conseguido, es hacerle seguimiento al Plan aprobado y velar para que los recursos asignados no tomen otros rumbos.
Después de largos días de discusión, durante las cuales el Gobierno nacional estuvo más preocupado por ver cómo incluía subrepticiamente en el articulado todo lo que está previendo que le va a ser negado en los proyectos de reforma que ha presentado al Legislativo, por fin el Congreso aprobó el Plan Nacional de Desarrollo “Colombia, Potencia Mundial de la Vida”.
El Plan de Desarrollo es la hoja de ruta y el marco general dentro del cual se debe mover cada administración para cumplir con los propósitos y objetivos esbozados, inclusive desde antes de iniciarse su gobierno y con el plan de inversiones en que está empeñado o se ha comprometido con las diferentes regiones del país.
En una palabra, lo que no esté incluido en el Plan de Desarrollo que apruebe el Congreso, no será posible para las regiones plantearlo y mucho menos ejecutarlo, por lo menos con la participación y apoyo económico del Gobierno nacional. De allí la importancia de que las expectativas y necesidades de las regiones, queden incluidas dentro del documento nacional.
De acuerdo con lo que se ha podido establecer y lo que han explicado algunos de los congresistas del Departamento y de la región, Risaralda salió medianamente favorecido en el documento final que, luego de la conciliación a que fue necesario someterlo, aprobó el Congreso de la República.
Proyectos emblemáticos como el Hospital de Alta Complejidad, la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales para Pereira, la Plataforma Logística del Eje Cafetero, el Tren del Pacífico, el Plan de Recuperación y Conservación del Parque Natural de Los Nevados, el llamado plan “Vías del Samán”, el Archivo Museo Histórico y el Gran Parque San Mateo, hacen parte de las iniciativas que quedaron incluidas en el aprobado Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, lo que de alguna manera abre una esperanza a la región de poder cumplir con sus principales sueños y necesidades.
Sin embargo, igual que es sabido que lo que no quede incluido en el Plan de Desarrollo, no tiene futuro, estar allí tampoco garantiza su ejecución, aún si ya se tienen cumplidos otros requisitos que tiene establecido el Gobierno y ha recorrido un camino importante en el trámite previo a la participación de la Nación y a la asignación de los recursos necesarios para adelantar los proyectos.
Por eso, lo que debe seguir ahora por parte de los propios congresistas de Risaralda y de la región, de los dirigentes cívicos, gremiales y políticos, y, por supuesto, de los mandatarios locales, para no perder lo poco o mucho que se ha conseguido, es hacerle seguimiento al Plan aprobado y velar para que los recursos asignados no tomen otros rumbos y para que las administraciones locales dispongan y entreguen a tiempo lo que, cuando sea del caso, por cofinanciación les corresponda.