Desde el sábado pasado los departamentos de Risaralda, Caldas, Quindío, Valle del Cauca y Tolima están sin servicio de gas natural. De acuerdo con la Transportadora de Gas Internacional, el calentamiento de un tramo de la tubería del gasoducto entre Marquita y Cali, obligó a la empresa a suspender el suministro del producto.
La medida que afecta a cerca de dos millones de usuarios en siete departamentos, entre viviendas, negocios, industria y vehículos, puede demorarse aproximadamente nueve días mientras la transportadora del combustible construye una línea en tubería flexible que permita, por supuesto, suministrar el producto, pero moverla de acuerdo con las condiciones que está presentando el terreno.
Si bien el Servicio Geológico Colombianos descartó que la emergencia esté relacionada con cualquier actividad del Volcán “Cerro Bravo”, que entre otras cosas está inactivo, aún no tiene claro las causas de la grave anomalía térmica que ha elevado en varios sitios la temperatura del suelo por encima de los 700 grados centígrados, y que ha puesto en emergencia el desempeño de la línea conductora de gas.
Hoy cerca de 300.000 usuarios en doce municipios del Departamento, entre familias, comercio, industria, vehículos y algunas estaciones de servicio, se valen del gas natural para desarrollar sus actividades cotidianas, lo que significa que igual número no está pudiendo preparar sus alimentos, o abrir sus negocios, o producir, o prender sus vehículos.
Para no hablar sino de los hogares, se estima que cerca de 270.000 viviendas, tres de cada cuatro, están conectadas a la red de gas natural y la mayoría depende, por razones de costo, exclusivamente de este producto para su actividad más vital que es la alimentación y lo que de ella se deriva.
Circunstancias parecidas está viviendo el transporte público y en especial los taxis. En el Área Metropolitana hay alrededor de 2.700 vehículos de transporte de pasajeros que se mueven con gas natural y que por la escasez de este combustible no están pudiendo circular y prestar el servicio.
Todo esto con el problema adicional de la especulación que empezó desde el mismo momento en que se supo de la suspensión del suministro de gas y que ya está haciendo estragos en la población más necesitada. Hoy una hornilla eléctrica o una carrera de taxi vale tres o cuatro veces más de lo que costaba hace una semana cuando el suministro de gas era normal.
Es urgente, pues, que la Transportadora de Gas Internacional agilice los trabajos de la línea de tubería flexible que permita restablecer cuanto antes el suministro de gas y mientras dura la emergencia que las autoridades vigilen, controlen y castiguen con la mayor severidad cualquier intento de abuso que se quiera cometer con los productos sustitutos.