El pasado martes, teniendo como sede el tradicional Salón Rojo del Hotel Tequendama, el Senador Roy Barreras, lanzó su nuevo partido “Fuerza de la Paz”, una agrupación con la que aspira a ganar varias gobernaciones y alcaldías, y tener listas propias para decenas de concejos municipales y varias asambleas departamentales.
Muchas interpretaciones se le han dado a la importante asistencia al evento, no solo por la cantidad de personas que se hicieron presentes en el acto, sino por su calidad y la representatividad política, gremial, institucional y empresarial que muchos de ellos ostentan y el país les reconoce.
Hay quienes han dicho que “La Fuerza de la Paz” es el renacimiento del “santismo” y que prueba de ello no solamente es la masiva asistencia de varios exministros y exfuncionarios del gobierno Santos, sino el expresivo mensaje de saludo que el expresidente envió a los asistentes y que se proyectó como primer punto del orden del día.
Otros opinan que la mayoría de los personajes destacados que asistieron, lo hicieron como invitados por quien ostenta el cargo de presidente del Congreso y que no pocos estuvieron como simples espectadores del acontecer nacional e interesados en escuchar la suerte de las reformas que hacen tránsito en el Legislativo.
Y otros más dicen que buena parte de los dirigentes presentes son personas que se han retirado de los partidos tradicionales e inclusive del actual partido de gobierno y que en medio de la orfandad partidista que viven, aceptan cualquier invitación política que se les haga y que les resulte llamativa.
Es probable que todos tengan razón, que entre los asistentes haya amigos del expresidente Santos, antiguos militantes de La U, de Cambo Radical, de los Partidos Liberal y Conservador y hasta de la Izquierda; simples invitados del senador Barreras y también observadores acuciosos de lo que sucede en el país; sin embargo, tantos personajes juntos invitan al análisis.
Algo más que curiosidad, o interés en los asuntos nacionales, o viudez política, o compromiso con la paz, o la posibilidad de un aval para las próximas elecciones, tiene que haber en el fondo en una reunión tan nutrida y bien asistida como la del martes pasado. No fácilmente se logra la presencia de presidentes gremiales, de empresarios, de dirigentes de todos los partidos y hasta de miembros del partido de gobierno.
Acaso hay en ebullición un movimiento nacional, no importa quien sea su jefe, que pueda hacerle contrapeso al Gobierno y ponerles freno a las desbordadas pretensiones del presidente Petro de acabar con todo lo que no responda a su ideología y de arrasar con las instituciones, y lo del martes es un principio de cómo ha ido creciendo y se está volviendo un sentimiento nacional.
Está temprano para saber para dónde va el nuevo partido político y, sobre todo, sus fundadores e impulsores. Pero lo cierto es que hay sentida ausencia de liderazgo en el país y mucha necesidad de alguien que asuma la defensa de las instituciones, de los intereses nacionales, de la empresa privada y de los colombianos de bien.