En medio de una alta tasa de desempleo, de una severa reforma laboral en trámite y de una creciente incertidumbre producto de los sucesivos anuncios del Gobierno en distintas materias, los colombianos y habitantes de todo el planeta celebran hoy el “Día Internacional del Trabajo”, fecha acordada por el Congreso Internacional Socialista reunido en París en julio de 1889.
Las clases asalariadas de todo el mundo conmemoran en este día la batalla por la jornada laboral y recuerdan la masacre de Chicago ocasionada cuando la clase obrera era víctima de una ignominiosa explotación, obligada a trabajar 14 y hasta 16 horas diarias sin regulación alguna.
El 1º de mayo de 1886 un gigantesco movimiento obrero conmovía las bases de la sociedad norteamericana forjada al calor de principios económicos regidos por el capitalismo europeo, y como tal, formaba un polo opuesto a los intereses de la clase obrera. De ahí que no hubiera legislación que limitara las horas de trabajo, ni señalara los días de descanso, ni regulara las relaciones entre capital y trabajo.
Hecha crisis esta tensión, 40.000 trabajadores se lanzaron a la huelga, y tres días después un mitin fue disuelto violentamente por la Policía con saldo de seis muertos. Esto enardeció el ánimo de los trabajadores que en su lucha por las reivindicaciones se lanzaron a la ofensiva. Los resultados no se hicieron esperar, una bomba lanzada por un anarquista desbordó la ecuanimidad de la Policía quien arremetió para producir la muerte de varios manifestantes.
Los que murieron en Chicago, obraban por un instinto gregario, porque apenas actuaban por solidaridad con los sometidos al oprobioso régimen del trabajo sin concesiones laborales. En cambio, quienes fueron detenidos, juzgados y condenados al cadalso murieron como héroes, porque con su muerte y su proceso injusto, marcaron un jalón en la historia de las reivindicaciones americanas.
No había en los Estados Unidos ninguna protección para los obreros, y la explosión democrática no se hizo esperar, porque de aquella época en adelante se inició el camino al reconocimiento de algunos elementales derechos que apenas se perfeccionaron con el paso del tiempo.
Los históricos sucesos de Chicago produjeron en el mundo reacciones muy distintas, pues mientras a mediados del siglo XIX ya algunos países se habían ido a la extrema socialista del gobierno, otros eran víctimas de la ola revolucionaria que aún no ha logrado apaciguar la justa conmemoración del Primero de Mayo, como Día Mundial del Trabajo, para recordar las víctimas anónimas de Chicago.
Nunca se cansará la prensa del mundo de reseñar el origen de esta conmemoración y tampoco se hará el justo reconocimiento de sus víctimas.