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Pereira
martes, junio 6, 2023

El reto de las autoridades

Mal librada salió Pereira en el más reciente informe entregado por el Instituto Nacional de Medicina Legal, sobre la violencia en el país. Según esta entidad, entre el primero de enero y el 28 de febrero pasado, se presentaron en esta capital 46 muertes violentas, lo que significa dos víctimas cada tres días.

Este dato coloca a esta ciudad en el octavo lugar en la lista de las capitales con más altos registros de muertes violentas en el país, por encima de poblaciones con tamaño similar a Pereira, como Bucaramanga, Ibagué y Pasto, y en el primer puesto dentro de las tres capitales del Eje Cafetero.

De acuerdo con el documento de Medicina Legal, de las 46 víctimas fatales registradas en Pereira, quince correspondieron a homicidios, quince fueron producto de diversos accidentes de tránsito, nueve por accidentes de otra naturaleza y siete personas que se quitaron la vida.

De otro lado, las 46 muertes violentas registradas en los primeros dos meses del año en esta capital, representan tanto en homicidios, como accidentes de tránsito y otros, los datos más altos de los últimos cuatro años. Según el informe, en el 2020 hubo 36 fallecimientos violentos, en el 2021 hubo 42, el año pasado 37 y este año 46.

Solamente en el caso de las auto eliminaciones, este año no ha sido el de más elevado registro. A pesar de ser preocupante el comportamiento de los suicidios en Pereira en lo que va corrido del año, el dato más alto fue en el año 2021 cuando doce personas acabaron con su existencia.

Aunque esta situación no es exclusiva de Pereira y su comportamiento es similar al del país en general, que también acaba de registrar los datos más altos de los últimos cuatro años, preocupa sí que las muertes violentas en la Ciudad, sean casi el doble de las sucedidas en Manizales y el 50% más que las ocurridas en Armenia.

No parece lógico que tres ciudades que tienen características similares, con población casi igual por lo menos en el caso de Manizales, con costumbres muy parecidas y con actividades y condiciones semejantes, tengan un comportamiento humano tan distinto y unos registros de violencia completamente diferentes.

Tienen, pues, las autoridades municipales y de policía el reto de disminuir unos comportamientos que están por fuera de los promedios regionales y nacionales, y que están mostrando a Pereira como una ciudad violenta, con muy elevada siniestralidad vial, con una alta tasa de muertes accidentales y con un preocupante comportamiento suicida. Ojalá, así lo entiendan y asuman ese compromiso.

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