Mientras en la ciudad y el departamento aumentan exponencialmente cada día los contagios, los hospitalizados, los recluidos en una Unidad de Cuidados Intensivos y, lamentablemente, los fallecidos; no parece ocurrir lo mismo con la conciencia de los habitantes sobre la nueva y acelerada expansión del virus y la urgencia de redoblar los cuidados y las medidas de bioseguridad para evitar mayores consecuencias.
A pesar de todos los llamados de atención y las advertencias de las autoridades desde finales del año pasado, sobre el inminente riesgo de un rebrote del Covid-19, la gente siguió despojándose del tapabocas, olvidándose el continuo lavado de manos, desconociendo el necesario distanciamiento social y, lo peor, asistiendo a reuniones sociales, a recintos cerrados y sin ni ninguna aireación, y a paseos familiares en donde el licor y los abrazos son el ambiente natural.
Pocas personas creyeron que era posible pasar, en cuestión de horas, de 20 o 30 contagios diarios en Risaralda y de menos de mil en el país, a 600 o 700 en el departamento y más de 30.000 en Colombia; y de varios días sin fallecimientos entre nosotros, a otra vez registros de dos dígitos y de menos de 20 en un día en el país a más de 60 o 70 victimas.
Parece ser cierto, por lo menos nacionalmente, que un alto porcentaje de los nuevos contagios es por la nueva variante ómicron y que los efectos de esta son menos fuertes que los de otras cepas; pero también parece serlo que su velocidad de contagio es mayor y que igual pone en aprietos a las personas que no tienen el esquema completo de vacunación o al menos una dosis de la vacunas, y que por tanto, mientras no se tenga la inmunidad total o muy cercano a ella, hay que mantener todas las medidas de prevención y bioseguridad recomendadas por las autoridades de salud.
En Risaralda, según declaraciones recientes del Secretario de Salud Departamental, a pesar de que ya se logró la llamada inmunidad de rebaño en el departamento, hay al menos 300.000 risaraldenses mayores de tres años que, por distintas razones, aún no han recibido al menos una dosis de la vacuna, lo que significa un espacio todavía muy grande para la fácil propagación del virus.
Es necesario, entonces, que a la par con la aceleración del procesos de vacunación en todo el departamento, se adelante, de un lado una estrategia de información sobre la presencia de la nueva cepa y el crecimiento acelerado de los contagios, y del otro, una campaña de concienciación entre la gente sobre la necesidad no solo de vacunarse, sino de retomar, con toda la disciplina y rigor que el riesgo merece, las olvidadas medidas de protección y bioseguridad contra el Covid-19.