La Administración Municipal, a través de la Secretaría de Desarrollo Social, lanzó lo que se ha denominado “Cero Limosna”, una iniciativa dirigida a crear conciencia en los ciudadanos sobre la inconveniencia de darle dinero a los indigentes y a las personas en condición de calle que deambulan por toda la Ciudad pidiendo una ayuda económica.
No es la primera campaña que un gobierno municipal idea y pone en marcha para tratar de evitar que los pereiranos de buen corazón sigan dando limosna en los semáforos o en las calles a los mendigos e indigentes que se arriman, o que se instalan en las aceras a pedir dinero. Desafortunadamente, todos esos empeños se han ido diluyendo con los días o han sido cancelados con los cambios de administración o del funcionario responsable.
Pereira es una ciudad que tiene fama de generosa con las personas que caen en condición de pobreza extrema o que están en situación de indigencia; por eso, no es raro que aquí estén llegando permanentemente personas de otras partes en busca de esa mano dadivosa que ayuda, que da de comer y en muchos casos que ofrece albergue y techo.
Lamentablemente, detrás de esta migración llegan también drogadictos y consumidores permanentes que utilizan la ayuda en dinero que les da la gente para comprar droga y alimentar su adicción. Esto con el agravante que cada día es más grande esta población que pide limosna para consumir sustancias alucinógenas.
Hoy Pereira esta invadido de indigentes y mendigos que deambulan por toda la ciudad en estado de alucinación, amenazando a los ciudadanos para que les den una moneda, viendo que se pueden robar, esculcando los basureros en busca de algo que puedan vender no para comer, sino para comprar droga y dándole un pésimo aspecto a la Ciudad.
Y este problema seguirá creciendo cada día más, mientras los pereiranos continúen dando limosna en la calle, con una consecuencia adicional y es el crecimiento de la inseguridad. Una persona adicta, acostumbrada a consumir permanentemente, el día que no reciba limosna suficiente para comprar la droga, amenazará para que se la den y, sino robará, atracará y hasta matará para conseguir el dinero que necesita para aliviar su necesidad.
De aquí la importancia de la campaña que acaba de lanzar la Administración del alcalde Carlos Alberto Maya. Dar limosna en la calle es estimular el consumo de sustancias alucinógenas entre una población que ya está enferma y de paso contribuir a que crezca la inseguridad en la Ciudad. Lo que se debe hacer entonces, es apoyar los programas de atención integral al habitante de calle y, en especial, a los albergues dispuestos para recibir esa población, darle atención integral, sacarlos de la adición y al final encausarlos en un proceso de emprendimiento y productividad que los haga útiles a la sociedad.