Hoy hace exactamente un año un pedazo de la ladera norte del río Otún se vino abajo sepultando una treintena de humildes viviendas y dejando como saldo doloroso 17 personas muertas y un poco más de 130 familias damnificadas, amén de decenas de casas en riesgo correr la misma suerte.
A la tragedia los organismos de atención de emergencias hicieron su labor, rescataron las víctimas, auxiliaron a los afectados y desalojaron a quienes estaban en alto riesgo de ser alcanzados por tierra en caso de que otra porción de montaña se desprendiera y cayera sobre el resto de viviendas que hay en el sector.
Igualmente las autoridades locales, departamentales y hasta las nacionales, ofrecieron su ayuda dándole albergue temporal a los damnificados, suministrándoles alimentación y entregándoles frazadas, medicamentos, ropa, colchones, cobijas y todo lo necesario para suplir sus necesidades básicas.
Adicionalmente, el Gobierno Nacional ofreció entregar 14.000 millones de pesos para atender a los damnificados y el Gobierno de la Ciudad se comprometió a disponer de un lote y entregarle una vivienda a cada familia que perdió su casa y sus enseres en la tragedia y a reubicar a quienes fueron desalojados ante la amenaza de un nuevo deslizamiento.
En el caso del Gobierno Nacional, como es ya costumbre, apenas en noviembre pasado, diez meses después, se firmó un compromiso de entrega. Ya había ocurrido lo mismo cuando el desastre de El Portal de La Villa y cientos de familias tuvieron que desocupar sus viviendas. En ese suceso el Gobierno prometió entregar 10.000 millones de pesos y como se recordará le tocó al Alcalde, más de un año después, reclamar públicamente el dinero al propio presidente.
Ahora, en lo que tiene que ver con la promesa del Gobierno Municipal, un año después no ha pasado de ser una promesa. Inclusive el incumplimiento ha generado varios plantones no solo sobre la Avenida del Río, en el sitio de la calamidad, sino en la puerta del Palacio Municipal.
Cuando se le pregunta a los funcionarios municipales encargados del asunto, lo único que dicen es que hay un lote dispuesto para atender el compromiso del alcalde Maya, pero cuando se les indaga por la localización del lote y el avance de las viviendas prometidas, solo hay respuestas vagas y lugares comunes.
Muy triste, que después de un año de haber ocurrido el desastre natural en el que tantas personas perdieron la vida y decenas de familias se quedaron sin techo, sin enseres y sin esperanzas, lo poco que se les ofreció para mitigar en algo el dolor de haberlo perdido todo, se haya quedado, como tantas cosas, en una simple promesa hecha al calor del dolor de la tragedia.